Dengue
Por Carlos Ramírez Vuelvas
Un tremendo calor desde que salimos a la calle, percibir el baño sauna del verano acostumbrado. Un día cotidiano de estos días de finales de agosto, ya sabes, afuera parecía avecinarse una lluvia, el cielo cerrado, difuminado entre grises y negros, casi oscuro. Brochazos violetas, un morado degradado, pero no llovía, sólo el verano y su sauna.
Las últimas noticias relacionadas a la salud pública en estos meses hablan sobre el aumento del dengue. Quién sabe cuáles serán las cifras oficiales, pero en el oficio emocional de la memoria de nuestros seres queridos, se enfermaron 4 primos, 12 amigos y mi padre. Hubo quien llegó, lastimosamente, a las 10 mil plaquetas, hubo quien falleció por complicaciones derivadas de la enfermedad.
Dos de los amigos a los que me refiero eran niños, de menos de 15 años, con fiebres de 40 grados durante días interminables. Uno de mis amigos me dijo que lo peor era la migraña: un tremendo dolor de cabeza de 72 horas contadas. Luego un cerebro entumido, que le provocaba mareos. 5 o 7 días de mareos. Después, 5 o 7 días con plaquetas de menos de 100 mil, cuando lo mínimo suficiente son 180 mil. Luego un entumecimiento generalizado en el cuerpo, como si recibieras una paliza, que duraba otros tres o cuatro días para salir de la enfermedad.
En nuestro mes patrio, la salud mexicana destaca por sus peores cualidades (y seguramente sus fatales consecuencias): diabetes, hipertensión y colesterol elevado, con síntomas que se puede confundir con el repunte del Covid-19 o del dengue. Peor aún, por el ataque de una fantasía apocalíptica que es una realidad: el covidengue.
Yo le decía a Sandra que recuerdo que en la infancia, cuando estudiaba la primaria, en la década de los 90’s, las noticias eran similares, un aumento desproporcionado de casos de dengue, lo que provocó la reacción gubernamental para inventar “huesitos” (frases pegajosas de publicidad o propaganda) que incitaban a la población a cuidar la higiene de casa para evitar la propagación del aedes agypti, el nombre científico del mosco portador de la enfermedad, que me aprendí de memoria desde que yo tenía 12 años.
Sandra me dijo que hay una teoría en las políticas de salud pública que dicen que cada 5 años hay un pico al alza en el número de enfermos por dengue. Pero me dijo algo más preocupante que, en esa misma lógica, cada dos años hay un alza en el número de enfermos por influenza. Toca este año. Toca vacunarse, sí o sí.
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