Por José Luis Larios García
Después de tantos vaivenes y luchas entre realistas e insurgentes iniciadas en el llamado a la insurrección el 16 de septiembre de 1810, encabezada por el cura Miguel Hidalgo y Costilla, se promulgó el Plan de Iguala, con fecha del 24 de febrero de 1821, por Agustín de Iturbide, “declarando a México país independiente, católico, hogar de peninsulares, criollos, indios y negros por igual. Se replicó la noticia por todos los rincones para jurar con regocijo tan importante acontecimiento.
Las autoridades de Colima se enteraron 3 meses después por el coronel Anastasio Brizuela de la proclama de Iturbide, y del pronunciamiento en San Pedro Tlaquepaque de Pedro Celestino Negrete a favor del Plan de Iguala, quien asumió el poder tras la huida del intendente de Guadalajara José de la Cruz (Romero, 1996: 34).
La pasión se desbordó por el clamor de libertad y se “desataría una serie importante de saraos y de ceremonias con las que el nuevo reino festejó la independencia”. Esto sólo fue el preámbulo para la llegada triunfante de Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero a la ciudad de México y recibir con honores a sus héroes. El 27 de septiembre de 1821 se llevó a cabo la entrada del ejército Trigarante, fecha definitiva del inicio de la emancipación política que duró 300 años (Larios, 2023: 37).
La noticia de la entrada victoriosa de Iturbide en México, llegó a Colima un poco tarde. Los días 11 y 12 de noviembre “con toda solemnidad: hubo misa y Te Deum, salvas de cámara, cohetes e iluminación de casas” (Ibíd., 38). En marzo de 1822, el Ayuntamiento de Colima estaba conformado por José Isidoro del Toro, José Antonio Llerena, Antonio Camberos, Juan de Dios Solórzano, Rafael Gómez, Rafael Ochoa, Marcelino Velasco, J.
Vicente Velásquez, Nicolás Banda y Francisco Anguiano, los cuales autorizaron el cambio de escudo de las armas españolas en lugares públicos, por el designado para el imperio mexicano. Al mes siguiente, el 14 de abril, el cabildo se reunió en la sala de juntas para hacer cumplir el decreto del 26 de febrero, que previene la jura de obediencia al Congreso Constituyente (AHMC, Libro de actas de cabildo 1822, acta del 22 de marzo de 1822, caja F-5, posición 1, f. 19 fte.)
Al poco tiempo de haberse proclamado emperador Agustín I, el ayuntamiento acordó solemnizar su cumpleaños con recitales y descarga de artillería, no obstante, el armamento estaba en malas condiciones. Según informes de los superiores, las fallas eran considerables y el presupuesto no alcanzaba para comprar nuevo parque, por lo que fue necesario tomar recursos de los sobrantes de la aduana marítima y enviarla a su mantenimiento. Por otra parte, el cabildo destinó trescientos pesos con el fin de embellecer la sala consistorial y traer desde Guadalajara un retrato de Su Majestad, construir un dosel que se use como respaldo, un cielo en el techo, ropones para los maceros y demás adornos que han de emplearse. Todavía alcanzó el dinero que debía de erogarse en diciembre para la función de Nuestra Señora de Guadalupe, para lo cual se destinaron cuarenta pesos (Larios, 2023: 43).
Pero no todo marchaba bien en el Imperio, el 10 de septiembre llegó un oficio de la ciudad México al cabildo de Colima, informando que se ha “averiguado la existencia de una conspiración que se tramaba contra el actual gobierno con la mira de establecer una república mismo o de entregar el trono a una dinastía extranjera”, por lo tanto, las autoridades locales, en respuesta a lo dicho, aseguraron que el vecindario estaba tranquilo “sin haberse dado indicios de otra opinión en punto a sistema de gobierno que la del monárquico y actualmente nos rige” ( Ibid.,44). Las condiciones estaban dadas para que el efímero gobierno del emperador Agustín de Iturbide durara tan poco tiempo. Las corrientes ideológicas y los cambios sustanciales en el devenir político, se reflejaron a través del plan de Casa Mata, encabezado por Antonio López de Santa Anna, el cual exigía la abdicación de Iturbide y la restitución del Congreso General.
Mientras tanto en el Ayuntamiento de Colima, se leyó un soberano decreto con fecha del veintiocho de abril de 1824, remitido por el Secretario de Estado, asentándose en el acta lo correspondiente:
“Que se tenga por traidor y fuera de la ley, a D. Agustín de Iturbide, siempre que se presente en algún punto de Territorio Mejicano (sic), como también los que cooperen de algún modo a favorecer su regreso o la de otro invasor extranjero; deseando se acuse el recibo, publique” (AHMC: Libro de actas de cabildo 1824-1825, acta del 18 de mayo de 1824, caja F-5, posición 2, f. 33 fte.).
Iturbide, el héroe, el luchador de la Independencia, había abdicado el 19 de marzo de 1823. Fue exiliado a Europa y considerado traidor a la patria. A su retorno a México, fue aprehendido y juzgado por el congreso local de Tamaulipas y fusilado en Padilla, el 19 de julio de 1824. Las autoridades de Colima, recibieron la noticia el 26 de julio a través de la correspondencia remitida por Ministro de la Guerra. (Ibíd., f. 50 vta.). Este mismo año el 4 de octubre fue publicada la Constitución Política, reconociendo a México como una república libre, soberna e independiente. El Partido de Colima adquirió la categoría como territorio de la federación y, la villa de Colima a rango de ciudad.
Bibliografía:
Archivo Histórico del Municipio de Colima
José Luis Larios García, Festividades con regocijo en el proceso y consolidación de la Independencia en Colima, Colima, Archivo Histórico del Municipio de Colima, 2023.
José Miguel Romero de Solís, El partido de los perversos. Colima en la lucha insurgente (1810-1821), Colima, Archivo Histórico del Municipio de Colima, 1996 (Pretextos, Textos y Contextos, 14).
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