El Nápoles, después de su tropiezo en la primera jornada y tras sumar 5 partidos consecutivos sin perder, se aupó este domingo (29) a lo más alto de la tabla en la Serie A gracias a una cómoda victoria ante el Monza (2-0), que volvió a evidenciar que la mano de Antonio Conte ha cambiado las cosas.
El Nápoles pasó de ser un desastre en la pasada campaña a ser el líder merecido de la presente. La buena gestión de Antonio Conte en el banquillo y los últimos refuerzos que han llegado, los Neres, Gilmour, Lukaku o McTominay, han dado ese empuje que necesitaba el equipo para recuperar la confianza.
Kvicha Kvaratskhelia ya no está solo arriba, tiene un sistema que le arropa. Loboktka vuelve a tener soluciones en el centro del campo y la defensa vuelve a estar organizada.
Los resultados de esta jornada, en concreto la derrota del Torino ante el Lazio, brindaron al Nápoles la oportunidad perfecta para volver a ser líder tras un año sin asomarse a la zona más noble de la tabla.
Y los partenopeos salieron con todo en un Estadio Diego Armando Maradona que estuvo de nuevo en sintonía con su equipo, que volvió a animar sin complejos a un combinado que emana una sensación de seguridad otra vez admirable.
Tanto que, en apenas media hora, el partido quedó resuelto. La presión alta de los de Conte empequeñeció a un Monza que no pudo resistir y que en el minuto 22 cedió el primer gol. Fue a cargo de Politano, el jugador más cuestionado del 11 tras la llegada de Neres, que sigue siendo suplente. El italiano intentó una pared con Lukaku que consiguió completar con un rechace de la defensa del Monza y batió a Turati a bocajarro para abrir el marcador.
El tanto activó más todavía a un Nápoles que aumentó la presión y que en el minuto 33 le sacó mucho rédito a ese esfuerzo. Porque provocó el error de Turati, que intentando buscar una salida limpia regaló el balón a Anguissa con todo su equipo abierto. El centrocampista metió el balón al área y, en el caos, quedó un balón suelto en el corazón del área que Kvara no desaprovechó para encarrilar la victoria y el liderato.
Lo tenía en su mano, pero no bajó en ningún momento la intensidad el combinado napolitano. Pudo llegar el tercero en la segunda mitad con una contra que dirigió Kvara y que definió Lukaku sin éxito; o un remate de cabeza de McTominay que rozó el palo. También Neres quiso ser protagonista, pero su disparo se marchó ligeramente desviado.
No necesitó de ningún gol más el Nápoles porque contuvo sin problemas a su rival en defensa. Durmió el partido con posesión, mantuvo el control en todo momento y supo gestionar para no sufrir. El Nápoles de Conte tiene peligro. Es sólido en defensa y ha recuperado mordida en ataque. Y ya es líder en solitario y merecido de la Serie A.