Jue. Nov 21st, 2024

COLUMNA: Tejabán

Por Redacción Oct21,2024

Premio Nacional de Periodismo

Por Carlos Ramírez Vuelvas

Durante el verano leí más de 350 trabajos periodísticos que la prensa antigua se aferra en tipificar según las secciones del diarismo, con la sorpresa que provocan las siempre nuevas tecnologías de comunicación: crónica, multiplataforma, de opinión, científico, cultural… Desde hace años que el nuevo periodismo es un texto bien escrito en el que palpita la realidad, un texto honesto escrito por una mirada honesta, templada y curiosa al mismo tiempo, que observa con sensibilidad y empatía lo que sucede a su alrededor, lo que se mueve a su alrededor, lo que respira a su alrededor, y que alguien más llamaría un acontecimiento.

Además de esta reflexión sobre el oficio del periodista, la lectura de los más de 350 trabajos periodísticos me permitió asomarme al crisol dramático del calendario del 2023: el cruce furioso del huracán Otis en Guerrero, el desangre doloroso de una ciudadanía de desaparecidos y feminicidios, la angustiante situación de la migración ilegal (de Sudamérica a Estados Unidos de Norteamérica, donde México es un desasosegado pasillo de la muerte, donde reina, elusiva y metálica, La Bestia) y los vergonzosos excesos del poder para talar árboles de manera ilegal, para humillar a la dignidad humana y a las personas, para hacer de la corrupción un modo de vida.

Como aliciente frente a ese escenario desolador, el renovado interés por el patrimonio cultural mexicano como una tradición viva, que va de la comprensión de los personajes históricos que han forjado nuestra identidad, al recorrido alegre por los sitios donde renace la mitología mexicana: el centro histórico, las plazas públicas, la noble arquitectura, nuestra educación sentimental en la prensa, la música, el cine, los libros y las danzas. 

Y también las paradojas: más allá del techo de cristal del centralismo urbano, el periodismo en México goza de una notable salud por la profundidad de sus investigaciones, por su valentía y arrojo, por la diversidad temática y la acuciosidad para comprender esta realidad nuestra, compleja y delirante, y porque hay muchísimas plumas en todos los estados de la República, en muchos de los municipios de la República, ávidas por descifrar con los lenguajes de la comunicación lo que nos sucede de manera cotidiana.

Como se sabe, el periodismo se hace día a día. Sin embargo, faltan posicionamientos más claros de la sociedad civil frente a las revelaciones del periodismo. Incluso definición etimológica, el Gobierno (“el que dirige el barco”) no podría cuestionar la decisión de su propio rumbo. Además, el Gobierno moderno es autócrata por antonomasia, su responsabilidad es el poder de dirigir el timón. Pero el periodismo sí puede cuestionar, y también puede informar los temas y asuntos que atañen a la sociedad, y que el timonel desconoce.

Pro es necesario que la sociedad escuche, lea y sienta al periodismo (como lo hacen los periodistas) para influir en las decisiones del gobierno. Necesitamos, con urgencia, apoyar al periodismo en el país donde el periodismo se ha convertido en la profesión más insegura. 

Y una primera forma de cuidarlo sería no abandonarlo en su labor por comprender la realidad. Frente a la tentación de que sólo las redes sociales “informen” sobre el acontecer cotidiano, habría que reconsiderar los valores del periodismo no por la tecnología que lo soporta, sino por la inteligencia sensible y creativa que lo expresa. No se trata de ser sólo la imagen de lo que sucede, sino de comprender lo que sucede, aunque la imagen que devuelva el periodismo ensucie los muros del Facebook, del Tik Tok o del Instagram.

Se trata de desmenuzar la realidad con la avidez de quien busca una aguja en un pajar, acercarse lo más posible a comprender lo que vivimos, a interpretar el sentido de nuestro tiempo. Nadie como el periodismo para forjar esa conciencia de educación ciudadana, a menos que la violencia, la desolación y la miseria, sean el legado de nuestro paso en la tierra.

P. S. Una enorme felicitación para Bruno Hernández Levi y al Consejo Ciudadano del Premio Nacional de Periodismo, por su gran labor de organización para la convocatoria, deliberación y premiación a los ganadores del Premio, a quienes también extiendo una felicitación afectuosa.

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

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