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ARTÍCULO: El Burladero

Por Redacción Nov7,2024 #Opinión

Por Marcial Aviña Iglesias

En esta semana durante la instalación de la Comisión de Educación de la Cámara de los Diputados, correspondiente a la LXVI Legislatura, el actual Secretario de Educación Pública, Mario Delgado Carrillo, anunció una nueva reforma en educación media superior, su objetivo es evitar la brecha entre el número de egresados de secundaria y los jóvenes que ingresan al bachillerato, lo que significa ampliar el número de espacios para que más jóvenes o que, más bien, que ningún joven que quiera seguir estudiando el nivel medio superior, se quede sin lugar.

Abnegado docente, de seguro ya se está frotando las manos, imaginado la oportunidad que se avecina con la ampliación de grupos, incremento de horas y de salario, pero, amigo, quienes ejercemos la docencia somos El Burladero -me refiero al de las extintas corridas de toros- de la intelectualidad de escritorio, no olvide que toda reforma educativa, es un arrendamiento académico, que nos mueve con el sueño guajiro de que esa nueva rentabilidad nos va a mejorar.

Continuamos impartiendo clases en un estilo que tuvo su origen desde el Medievo, donde la gobernanza sigue siendo un reloj, y si a ello le agrega que en la actualidad estamos educando a las nuevas generaciones como quien espera la llegada del Titanic, esas generaciones que ahora nacen sabiendo que la derrota es más importante que la victoria. En un momento de salud educativa, no hemos superado la pandemia de las redes sociales, continuamos constipados de querer convertirlas en herramientas académicas cuando su finalidad no es esa, y así, nos sentimos bien pinches modernos haciendo grupos de WhatsApp y Facebook, que ni siquiera agilizan la comunicación, al contrario, a veces se vuelve “El Teléfono descompuesto”.

La función docente que conocemos ha sido la misma de aquellas sociedades del siglo XIX, nada más con algunos remiendos, pues continuamos coartando la iniciativa y creatividad estudiantil dándoles listas de cotejos y rúbricas, como recetarios de cocina, que simplemente automatizan un tema del programa en un lamentable vínculo de un proyecto académico. Ahora, nos ponemos culecos cuando participamos en la elaboración de un plan de estudios, más, cuando eres profesor e impartes clases en un plan de estudios que colaboraste en su elaboración y tus colegas sobresalen con sus asignaturas menos tú, lo más saludable es no hacer alarde de algo que realmente no hiciste para tu perfil, si no para otros.

Las reformas educativas son como jugar ajedrez, en donde las dieciséis piezas: un rey, una dama, dos alfiles, dos caballos, dos torres y ocho peones, son quienes integran la escuela, y no olvides que reformas educativas vienen y van, mientras los docentes nos quedaremos haciéndole al Burladero.

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

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