Cientos de rescatistas procedentes de distintos estados de EUA trabajan a destajo en Lahaina, en la isla de Maui, para buscar a cerca de mil desaparecidos entre las cenizas y las pocas estructuras que se mantienen en pie, ayudados por perros y otros medios tecnológicos en un terreno completamente calcinado.
Las autoridades locales de la isla advierten a la población general que deben limitar las actividades al aire libre por las altas temperaturas, sin embargo la labor de los rescatistas no da tregua ante la mayor tragedia de la historia de Hawái.
Camiones de bomberos, vehículos de carga y grúas entran y salen constantemente por el único acceso a la devastada Lahaina, el cual es vigilado a toda hora por policías y militares para que ingresen únicamente los profesionales de búsqueda.
Junto a ese acceso, decenas de voluntarios y parte de los 3 mil miembros de la Cruz Roja que se trasladaron a Maui trabajan en el centro de acopio y distribución de víveres más grande de la isla donde constantemente llegan familias damnificadas a recoger artículos de primera necesidad.
Del otro lado, alrededor de 680 miembros del Ejército y 156 de la Guardia Costera se encuentran trabajando de manera activa. “Son equipos de búsqueda y rescate urbano, tenemos múltiples líneas de esfuerzo, es una experiencia muy traumática que la comunidad aún enfrenta”, detalla vía telefónica el alcalde de Maui, Richard Bissen.
“Hace mucho calor, es muy húmedo. Son condiciones muy desafiantes y el daño es bastante significativo en el área afectada. Eso también tiene un costo emocional para los socorristas”, agrega Bissen.
Además del personal militar, han llegado a Maui 300 integrantes de equipos urbanos de búsqueda y unos 40 perros especializados en rescates provenientes de varios estados.
Una de estas unidades caninas (formadas por un perro y su guía o entrenador) es la de Sylvia Arango y Freya, una “golden retriever” de 4 años y medio que “busca a personas desaparecidas que los humanos no pueden encontrar”, dice Arango.