Por Amador Contreras Torres
(Segunda de 2 partes)
ARANCELES. En otros temas, se avizoran tiempos aciagos para México. Un “tiempo nublado” dijera el poeta Octavio Paz. La victoria presidencial de Donald Trump augura tiempos difíciles para nuestro país. Amenaza con imponer aranceles a todos los productos procedentes de México y que quieran exportarse a ese país. Eso afecta la agricultura mexicana, las manufacturas, y las exportaciones de la industria automotriz. Incluso amenaza con una intervención militar si México no combate a las bandas delictivas y no contiene la migración al sur de su frontera. Trump ha designado a puros “Halcones” de la guerra en su gabinete y se vislumbran tiempos aciagos. Sin embargo, pese a todo, hay lugar para la esperanza pues México es más grande que sus problemas. Por su parte, Marcelo Ebrard, secretario de Economía de México ha dicho que México va a renegociar el T-MEC en 2026, sin miedo y que si Donald Trump impone aranceles a los productos mexicanos también obligará a “México a reaccionar”. Yo creo que, ante un perfil beligerante como el próximo gobernante de los Estados Unidos, no es conveniente hacer declaraciones estridentes ni desafiantes. LOS PROBLEMAS. El horno no está para bollos. De por si se alzan ya voces en contra de México, como la de un funcionario del gobierno de Canadá que propone “expulsar a México” del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica o la del senador estadounidense Marcos Rubio quien dice que México es un narco estado. Es la hora de la sensatez y la mesura. Entiendo que Ebrard trata de defender a México de la retórica intervencionista, pero se requiere astucia y mesura. No es momento de provocar la ira del vecino poderoso. Como decía el estimado y folclórico ex alcalde de la Villa, el extinto Alfonso Rolón, “no hay que andar buscando chiches a las culebras”. Para acabarla de amolar, el senador Marcos Rubio conocido por su agenda antimexicana, es el nombre que suena para ser el próximo secretario de Estado del gobierno de Trump. Es decir, el canciller que va a manejar la política exterior de los Estados Unidos. Con esos antecedentes, y con lo mal que está la economía mexicana en estos tiempos, se antoja una buena conciliación entre la firmeza de los valores nacionales y los principios y el pragmatismo y la diplomacia para encarar los nuevos tiempos que se vienen. Si la primera presidencia de Trump estuvo tamizada por las acciones contra México en materia de migración, aranceles y narcotráfico, la segunda edición de su estancia en la Casa Blanca se augura más beligerante contra México. Los primeros nombramientos de su gabinete así lo perfilan. Según algunos columnistas nacionales de prestigio como Enrique Quintana y Raymundo Riva Palacio, de El Financiero, la candidata de la presidenta Sheinbaum para el Senado era Nashieli Ramírez, quien estuvo en Derechos Humanos de la Ciudad de México en el sexenio pasado, con Claudia Sheinbaum. Sin embargo, desde Palenque Chiapas, llegó la orden de reelegir a Rosario Piedra, y tanto los senadores Adán Augusto como Fernández Noroña, acataron la indicación. CIDH. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, tuvo una audiencia en Washington sobre el tema de la independencia judicial, la carrera judicial y la presunta afectación a la división de poderes en México, con la reforma judicial en México. Es una audiencia solicitada por jueces de México que se sienten vulnerados en sus derechos laborales y están en contra de esa reforma al poder judicial federal en México. A la audiencia asistieron representantes del gobierno de México, así como el ministro de la SCJN de México, Javier Laynez Potisek quien argumentó que la CIDH, Corte Interamericana de Derechos Humanos, escuchó con mucho interés y preocupación las razones y los argumentos sobre esta reforma. ARGUMENTOS. Fue una audiencia de alegatos de ambas partes, tanto del Estado mexicano, como de la parte afectada, en este caso, los jueces y funcionarios del poder judicial federal. La CIDH preguntó si hubo o no un diagnóstico serio que justifique la reforma judicial. La postura de la CIDH es que no hubo diagnóstico y por lo tanto la reforma es discutible a nivel internacional. Por su parte, en su conferencia mañanera en Palacio Nacional, la presidenta Claudia Sheinbaum afirmó que “están muy equivocados los que piensan que hay alguna manera para echar atrás la reforma judicial. No es posible, porque ya es una reforma constitucional”, dijo la presidenta Claudia Sheinbaum. En la sede de la CIDH, Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en Washington, los jueces mexicanos que asistieron y el ministro Laynez Potisek argumentaron que el riesgo de la reforma judicial es que lleguen a la impartición de justicia, individuos ligados la delincuencia y que se empeoren los problemas en el poder judicial. El ministro Laynez Potisek, por su parte, afirma que las resoluciones internacionales que dicte la CIDH son vinculatorias, son obligatorias, están en la Constitución de México y deben acatarse.
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