Blablablá
Por Alberto Llanes
Definitivamente, la culpa es de los tlaxcaltecas, como bien decía Elena Garro. Y por culpa de este tlaxcalteca sentado a mi siniestra (apropósito me coloqué así), es que estamos reunidos esta noche aquí. Mi abuela materna era tlaxcalteca y mi abuelo poblano; 2 genes con mucho genio, que, al juntarse eran capaz de todo hasta de colisionar. Dos caracteres fuertes que, para qué les cuento… con eso viví mi infancia, juventud, aborrescencia y poquito mi de etapa ya de adulto.
Mesa para uno, primer libro del estimadísimo doctor Ángel Gaona, es un título solitario, muy muy solitario. Ángel Gaona es un lobo solitario. Ángel y yo hemos coincidido en la antípoda, en los 2 puntos de la realidad cotidiana que nos ofrece nuestra Colima; hemos estado en los arrabales, pero también en los eventos más sofisticados y fifí que se puedan tener en nuestro terruño. Porque Colima ya es nuestro terruño, aunque él sea un Tlaxcala y yo un Defeño y en la mesa haya un Ciudad Guzmanense y nuestra única nativa sea la moderadora Mirna Bonós. Puro fuereño…
En aquel primer poemario vemos la esencia de Gaona, notamos sus influencias y, poco a poco asoma su quehacer literario logrado a base de asistir a talleres literarios y a eventos culturales, muchos eventos culturales. De la mano de Víctor Manuel Cárdenas, Ángel nos muestra su pluma, sus pasiones, la mujer es una de ellas, e, invariablemente, sus lecturas. Y se desnuda ante nosotros, no quitarse la ropa, no, pero sí a mostrarse como escritor. Los escritores nos desnudamos poco a poco en palabras…
Del Café Dalí tengo un vago recuerdo, era joven y sin mucho dinero, ahora tampoco tengo dinero, pero para tomarme una cerveza o dos, dentro de un café, ajá, aunque suene totalmente incongruente, creo que sí me alcanza. Cuando las andanzas del café Dalí, al lugar, asistí un par de ocasiones. No recuerdo al Ángel de aquellos ayeres, pero de seguro que ahí estaba. En mi más reciente libro de minificciones sobre la pandemia o no, que presentaré el próximo 29 de noviembre, tengo una minificción, que no es tan minificción, donde sale el café Dalí como ambiente y donde muchos de los que aquí presentes son los personajes de ese sueño que me gustó mucho soñar, en fin.
La culpa de todo también la tiene el maldito ron y los miércoles. Creo que a mitad de semana el cuerpo necesita de alguna bebida espirituosa que, dijera Agustín Monsreal, alebreste los adentros y nos dé la fortaleza, las ganas y las energías, de concluir la semana… de que este cuerpo decadente, en el que todos/as nos estamos convirtiendo, rinda y dé poquitos frutos para salir avente, siempre avante, dijera el actor y director Jaime Velasco en aquel chiste contando en esas tertulias que traían de todo.
Los #MiércolesDeRon crearon historia entre la comunidad intelectual, esto último debería ir en cursivas, que nos juntábamos apenas oscurecía, a beber. A veces al miércoles de ron caía una botella de mezcal, tequila, vodka, whisky, cervezas o vino tinto y uno no es nadie para estar rechazando nada ni a nadie. Mi casa de soltero de Loma Bonita era el lugar ideal. Pero luego decidimos cambiar de sedes y sí, fue bueno conocer los adentros de las casas de cada quién.
Ahí, justamente ahí, y, obviamente muchísimo antes de esta noche, comentamos que cuando Ángel escribiera un libro y lo publicara, haríamos una presentación al mero estilo del miércoles ronero. Claro que también se bebía ron en esas noches de charla, risas, cantos, música y demás.
Salud por ello, porque hoy estamos cumpliendo esa promesa prometida, valga la redundancia, en aquellas noches de ron y de banda, de banda de amistad, no vayan a creer que ya me cambié de género musical al regional mexicano, para nada. Sigo siendo rockero fiel. Tampoco de banda de asaltantes, aunque no estaría nada mal ideal el atraco millonario a un banco y sólo dedicarnos a escribir, leer y beber… no estaría nada mal, ustedes dicen si organizamos otro “MiércolesDeRon para ponernos de acuerdo en esto último… quedo al pendiente al final de la presentación para lo que se pudiera ofrecer, pero que sea un robo multimillonario, de esos que valgan la pena e irnos a vivir a las Islas Canarias para desayunar diario caviar y mimosas. En fin.
Por eso digo que el culpable de estar reunidos esta noche es de Ángel Gaona y su influencia tlaxcalteca, pero también del ron, de la amistad, del cariño, de la poesía y, claro, la bendita y bonita coincidencia, claro que sí. Tantos mundos y tanto espacio y coincidir o, dicho de otra manera, donde no se escuche tan raro: Dios los hace y ellos solitos, solititos se juntan y henos aquí esta noche.
Resurgencia es el segundo poemario del tlaxcalteca más colimense que he conocido; yo no sé si sea el chilango más colimense, pero, como escribió José Tomás de Cuéllar allá por el año de 1883; Ángel y yo, además de coincidir en los eventos más inesperados o en ambos puntos de la delgada línea dorada, somos, como ya dije líneas arriba y me llevé de ribete a Jaime, somos Los fuereños, esa novela que se mueve entre los umbrales del porfiriato y reflexiona acerca de diversas condiciones que tiene y nos ofrece la Ciudad de México. Con Hilda Rocío leí aquella novela.
Resurgencia suena a Insurgencia, pero también suena a resurgimiento, a rehacer lo hecho o lo desecho, aunque algunos poemas me suenen a soledad, a destino a esperanza, pero también a desesperanza.
Jesús Adín Valencia, en el prólogo, comenta un poco más sobre esto; les sugiero que compren el libro y lo lean, así matan un pájaro de un solo tiro, no como la gatita que vive en nuestra casa y que, al vuelo quiero creer yo, una noche nos llevó un pájaro y se lo comió dejando un plumerío por toda la casa, y se deleitan con estas líneas de Adín y con la poesía que a veces es narrativa, como sucede en Mesa para uno, de Ángel Gaona sin necesidad de desplumar a ningún pajarraco y dejar las plumas ahí, como un Zanaterio de un tal Alberto Llanes…
Si creían que les iba a revelar muchos secretos del libro, estaban equivocados, no me gusta, como se dice ahora, spoilear historias, poemas, libros, me gusta que cada quién hagamos nuestra propia lectura del libro en cuestión y tengamos cada quién nuestra propia opinión al respecto. Lo que sí, es que, dentro de Resurgencia, vamos a leer a un Ángel maduro, como poeta, claro, porque de los otro ya no se pasó de tueste, a un poeta que me ha sorprendido con algunas imágenes hermosas y con los temas que, definitivamente tiene la literatura, la poesía, la vida…
Enhorabuena para Ángel, sus letras, su poesía y, de nuevo y no lo digo muy seguido, gracias por coincidir. Por cierto, me gustaron tremendamente 3 poemas que, con permiso del maestro e histrión Jaime Velasco los voy a leer, son cortitos y si los tiene seleccionados él mismo para leer y se los jodo, pues ni modo, todo esto es para que ustedes, público hermoso que nos acompaña esta noche hermosa también, vean que no nos hemos puesto de acuerdo para nada, salvo para lo que ya comenté, que cuando Ángel presentara un libro, comentarlo entre Jaime y un servidor…
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