Lun. Dic 2nd, 2024

ARTÍCULO: ¿Mi tranquilidad o tu felicidad?

Por Redacción Dic2,2024 #Artículo #Opinión

Por Ingrid Gómez Vera*

Imagina que te encuentras sufriendo por alguna enfermedad y lo único que quieres es morir para dejar de sentir dolor, pero piensas, ¿qué hay de mi familia? Te encuentras en un gran dilema: tu muerte te dará la paz que tanto deseas, pero le quitará a tu familia la felicidad de tenerte a su lado.

Mucho se dice de las enfermedades mortales que te dejan poco tiempo de vida; sin embargo, poco se habla de aquellas que te hacen sufrir día a día, lo que crea un conflicto entre la ética y los valores tanto del doctor como de ti mismo. En la vida se llega a un punto en el que padecemos y sufrimos tanto de una enfermedad, que lo único que queremos es morir para sentirse liberado.

La eutanasia es una forma de sentir esa libertad deseada. Es la intervención voluntaria en la que el paciente acepta acelerar su muerte con la intención de evitar sufrimiento y dolor innecesario. Médica y legalmente existen 2 tipos de eutanasia: la pasiva, que implica una muerte natural omitiendo tratamientos, medicamentos, terapias o alimentos; y la activa, un acto deliberado y voluntario donde se administra una sustancia legal para causar la muerte.

La eutanasia no es un derecho universal, debido a variaciones legales, religiosas y nacionales. Según la Ley General de Salud, este procedimiento se encuentra prohibido en México. No obstante, en la Segunda Encuesta Nacional de Opinión sobre el Derecho a Morir con Dignidad, se muestra que 7 de cada 10 mexicanos la apoyan, lo que da pie a que se trabaje y luche para que esta intervención médica se convierta en realidad.

Por otro lado, existe la Ley de Voluntad Anticipada, un paso al derecho a la muerte digna, permitiendo el rechazo a tratamientos médicos en enfermedades avanzadas o terminales.

Legalmente ya hay apertura, pero, ¿qué hay de la medicina?, ¿realmente doctores y doctoras del Mundo aceptarían no salvar la vida de un paciente? De acuerdo con la deontología profesional del médico, la eutanasia no es compatible con la ética médica.

Sin embargo, existen códigos de ética y deontología médica de 39 países, en los cuales, a pesar de ser muy variados, no se rechaza la eutanasia y la ayuda médica al suicidio. A través de comentarios de médicos, son mayoría los que dicen tolerar una intervención de este tipo en casos excepcionales y trágicos; al mismo tiempo, le piden a Dios no encontrarse en esa circunstancia, y que si así fuera, ruegan que alguien esté cerca, porque ellos no lo harán.

Existen relatos de médicos holandeses que han practicado la eutanasia y manifiestan que estaban llenos de dudas, indecisos, casi paralizados ante la aceptación de la eutanasia y la repugnancia ética de poner fin a una vida. Pero contrario a esos médicos que se oponen a la eutanasia por sus valores, están los activistas de la muerte digna, mayormente profesores de filosofía que, además de aprobar estas intervenciones, sienten entusiasmo por ellas.

Desde una perspectiva más social es erróneo pensar que la eutanasia recae solo en uno mismo, porque también tiene una importante repercusión social. La eutanasia no solo afecta al sujeto, sino que compromete a un tercero al que no se le puede negar la posibilidad de decir si está o no a favor de esta acción.

La vida humana es un bien común de la sociedad y este acto obliga a que se proclame la responsabilidad de los unos y los otros. Por tanto, este tema obliga a la sociedad a una ética de responsabilidad colectiva, del cuidado esencial con los demás.

El cuidado del otro, tratado y concebido como ser humano, hace que crezca la humanidad, por ende, nadie debe verse como dueño absoluto de su vida, como si su vida no significase nada para los demás. Este pensamiento es un tanto controversial y, puede que, para algunos, un poco estúpido, pero sectores de la sociedad así lo creen.

Entonces, de quién es la decisión de terminar con la vida humana si así se desea, ¿del médico que no puede?, ¿del paciente que agoniza? o ¿de la familia que no quiere ver morir a un ser amado? Realmente no lo sé, no tengo respuestas médicas que me digan que es el doctor quien decide; no tengo respuestas de la sociedad donde mencionen que está mal querer morir, pero si me pongo en el papel como familiar de alguien que está sufriendo y manifiesta su deseo de morir, preferiría ver a esa persona en paz, en armonía y dejando de luchar por una vida que ya no soporta, aunque a mí me doliera mucho, lo dejaría libre, pondría sus intereses por encima de los míos. Y si yo fuera esa persona que sufre, no está mal decir “no quiero sufrir más”.

Morir por voluntad propia es una manera de morir en paz, porque así dejas de sentir ese dolor que te causa la enfermedad. No espero que piensen igual, simplemente analicen si es mejor que ustedes estén felices o que la persona que quieren deje de sentirse viva por compromiso y no por gusto.

Bibliografía:

Zurriaráin, R. (2019). Aspectos Sociales de la Eutanasia. Cuadernos de Bioética, vol XXX núm. (98), pp. 23-34. Disponible en https://www.redalyc.org/journal/875/87558347003/html/

Herrera, J. (2024). El estado actual de la eutanasia. UNAM Global Revista. Disponible en https://unamglobal.unam.mx/global_revista/el-estado-actual-de-la-eutanasia-en-el-mundo/

Herranz, G. (1998). Los médicos y la eutanasia. Revista OMC. Universidad de Navarra. Disponible en https://www.unav.edu/web/unidad-de-humanidades-y-etica-medica/material-de-bioetica/los-medicos-y-la-eutanasia#gsc.tab=0

*Alumna de la Facultad de Pedagogía de la Universidad de Colima

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

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