Sol, efectos biológicos de la radiación y fotoprotección
Por Doctor Néstor Mendoza Muñoz
México es uno de los destinos de playa más visitados en el Mundo; incluso, las y los mexicanos deseamos un plan de vacaciones que incluya playa, sol, arena y familia o amigos. Tomar el sol es una actividad que algunas personas disfrutan más que otras, pero sigue siendo una actividad que nos lleva a pensar en un estado de bienestar y relajación. Lejos de las vacaciones, el sol tropical es una constante que nos acompaña día a día, el cual, dependiendo de la estación del año, podemos recibir entre 11 y 13 horas de sol al día, al menos en México, siendo unos de los países con mayor irradiación solar del planeta.
Entre las radiaciones electromagnéticas que el sol emite algunas son perceptibles mediante nuestros sentidos y otras no. La luz blanca, es una de las que podemos percibir con nuestros ojos (incluso vemos los colores que la componen) y también podemos percibir la radiación infrarroja, esa que nos da calor. Los efectos de la luz blanca sobre el cuerpo humano han sido bastante estudiados y se sabe, entre otras cosas, que tiene una acción directa sobre nuestra conducta, por otro lado, la radiación infrarroja es detectada en nuestra piel por sensores de calor y no se ha reportado un efecto más allá de acciones termorreguladoras.
Sin embargo, en la radiación que emite el sol y que llega a la atmósfera también se encuentra otro tipo de radiación invisible (al ojo humano) conocida como radiación ultravioleta. Esta radiación es dividida de acuerdo con su longitud de onda en tres: UVC, UVB y UVA. Siendo la radiación UVC la de mayor energía y afortunadamente esta es bloqueada por la capa de ozono; sin embargo, la radiación UVB y UVA llegan a la corteza terrestre y penetran sobre la piel causando efectos que describiré en los siguientes párrafos.
En la claridad de los descubrimientos de la interacción de las radiaciones con la piel, hoy en día es posible conocer muchos de los efectos biológicos que hace el astro rey sobre el órgano más extenso sobre la piel. Por ejemplo, la radiación UVB que es la de mayor energía de las dos, tiene menor poder de penetración en la piel, actuando a niveles de la epidermis, sus efectos más notorios a corto plazo, son la radiación responsable de la quemadura solar, la mayoría de nosotros hemos sentido esos efectos, que se traducen en enrojecimiento de la piel, sensación quemante e inflamación. Los efectos crónicos de la exposición a la radiación UVB suelen ser severos, este tipo de radiación es directamente absorbida por el ADN y causa rearreglos moleculares que pueden derivar en mutaciones y cáncer de piel.
Por otro lado, la radiación UVA, es la más abundante de las radiaciones UV (90 – 95%) y es la menos energética; sin embargo, es la de mayor poder de penetración, llegando hasta la dermis donde ejerce efectos biológicos nocivos importantes, es responsable de la generación de especies reactivas de oxígeno que afectan la síntesis de estructuras esenciales como el colágeno y la elastina, además de afectar indirectamente el ADN, causando envejecimiento prematuro, pigmentación y en casos severos cáncer de piel.
No hay nada mejor que la cultura de la prevención, en el caso de la exposición a la luz solar, lo mejor es salir de casa, incluso en días nublados, con la protección suficiente para evitar la sobreexposición. Es por ello que ahora los laboratorios han puesto su mirada en opciones más seguras de productos de protección solar, proponiendo formulaciones y productos con filtros solares físicos, no obstante, el número de opciones no es tan amplia como el caso de los filtros solares químicos, las opciones son limitadas al uso de óxido de zinc y al dióxido de titanio.
Ambos filtros han demostrado ser altamente efectivos, sin embargo, aún existen algunos aspectos que no han podido ser resueltos, por ejemplo, la transparencia, los filtros solares físicos tienen a blanquear la piel, y desde el punto de vista estético no es un efecto deseable. Dentro de las soluciones para mejorar estos dos aspectos están la modificación química de la superficie y la reducción del tamaño de partícula a escala nanométrica.
Hasta hace tiempo se consideraba que la reducción del tamaño de los filtros a nanopartículas sería una acción definitiva que mejoraría el desempeño de los filtros solares físicos y en cierto sentido lo es, sin embargo, hoy enfrentan una serie de dudas en cuestiones de su seguridad. Estudios en animales, han demostrado que las nanopartículas de óxido de zinc y óxido de titanio pueden causar procesos inflamatorios e incluso incrementar el riesgo de cáncer.
Así que seguimos en la búsqueda de filtros solares que sean opciones efectivas y seguras, hay algunas opciones a donde mirar, la humanidad ha utilizado a lo largo de su historia productos como arcillas y polvos vegetales, toca realizar las adecuaciones para cubrir las necesidades de los consumidores actuales.
Para conocer más sobre el presente tema puede consultar un documento del 2023, autoría de Chavda, V. P., Acharya, D., Hala, V., Daware, S., y Vora, L. K., cuyo título es “Sunscreens: A comprehensive review with the application of nanotechnology” publicado en el Journal of Drug Delivery Science and Technology, cuyo enlace es: https://doi.org/10.1016/j.jddst.2023.104720
*Profesor e Investigador de Tiempo Completo de la Facultad de Ciencias Químicas y líder del Laboratorio de Innovación en Sistemas Farmacéuticos de la Universidad de Colima.
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