A propósito de Emilia Pérez y el país de origen como variable identitaria de marca
Por Susana Berenice Vidrio Barón**
En estos últimos meses, he atestiguado de la vorágine de reels, Tik Toks, y mensajes en las redes sociales que tienen como objetivo defenestrar a la película Emilia Pérez de su nominación para los premios de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas -conocidos como Premios Oscar- por parte de la audiencia predominantemente mexicana.
Este fenómeno, definitivamente, me pone a pensar varias cosas. La primera tiene que ver con la forma tan desafortunada con la que el resto del mundo -estamos de acuerdo en que no todas las personas lo entienden así- tiene una imagen de México que se sigue correlacionando con variables que no son precisamente aspiracionales.
La identificación del país de origen -o Country of Origin por su nombre en inglés- es una variable que se conceptualiza como una ventaja competitiva y que tiene un efecto sobre la percepción de la calidad de algunos productos. También, los certificados de denominación de origen se relacionan con el país de origen del producto, reconocimiento que le agrega valor y lo cotiza de forma diferente a nivel global.
Sin embargo, en fechas recientes, la imagen del país México como marca en el mundo se ha visto corrupta. México, es ahora uno de los países considerados como más peligrosos para viajar en el mundo. Siendo Colima el estado que encabeza la lista del Departamento de Estado (Buró de asuntos consulares) de los Estados Unidos debido a los secuestros y crimen organizado. El GPI o Global Peace Index o Índice de Paz Global, México es el país menos pacífico de Latinoamérica. Siendo el secuestro el crimen que más aflige a la población y México el tercer país con el más alto índice (STATISTA, 2024).
El segundo punto tiene que ver con la autopercepción que tenemos las mexicanas y mexicanos de nuestro país. En México, y debido a un efecto derivado de la política y los medios, mucho de los eventos criminales que se llevan a cabo, no son registrados o informados a la población (Ramírez- Álvarez, 2021). Sin embargo, con la implementación, desarrollo y adopción de las redes sociales, la comunicación de la información y el control que poseían los medios de comunicación masivos tradicionales tales como la prensa, televisión y radio, ha disminuido consistentemente.
Es por ello, que se puede ver que no existe un consenso entre la población mexicana con respecto a varios temas, sin embargo, cuando se trata de la percepción de que vivimos en un país con mucha violencia, en donde no existe confianza a las autoridades, donde hay un sentimiento de indefensión ante las prácticas deshumanizantes de las policías y guardia nacional y de que la pobreza y desempleo son eventos que se han convertido en el día a día de la persona promedio, entonces es cuando no queda más que consentir.
Y el tercer punto, tiene que ver con la exacerbada reacción y preocupación que manifiestan la comunidad mexicana con respecto a una película que narra -precisamente- una narcohistoria la cual, de haber sido protagonizada por mexicanas, dirigido por un director con una visión un poco menos frívola/prejuiciosa y que no se tratase de un musical -lo cual personalmente siento que es la cereza de un pastel que es aventado en la cara- tendría algo de credibilidad y mensaje.
Particularmente enfadado se encuentra el colectivo LGBT+, dado que otra idea central gira alrededor del cuento de que un narcotraficante se tiene que someter a un cambio de reasignación de género para convertirse en una mujer valiente y protectora de otras mujeres a las que previamente violentaba, como si la cirugía también tuviera un efecto en su conciencia.
Propuesta la cual, se aprecia muy simplista y ajena a la realidad que enfrenta un país violentado, masacrado y persistentemente machista. Se tocan temas tabúes, pero de una forma paradigmática y confusa. Hay división con respecto a algunos puntos de la película, sobre todo cuando podemos leer la opinión de la transactivista dominicana Mikaelah Drullard quien diverge con Rodrigo Prieto sobre lo musical. “No veo a los papás y mamás de los 43 estudiantes de Ayotzinapa cantando sobre una mesa ‘dónde están mis hijos que el Ejército desapareció’, junto a la glorificación de una vaginoplastia como forma de redención del victimario”, dice Drullard en su crítica publicada en el medio feminista Volcánicas. Para la transactivista, Emilia Pérez es el resultado de la ignorancia eurocéntrica de gente blanca, de allí la premiada recepción europea y estadounidense. (Patiño, 2025)
Que seguimos siendo un país que se siente colonizado, eso queda claro. Que sigue dominando el eurocentismo, pues queda más que claro. Que los premios de la Academia cada vez más obedecen las pautas del anglocentrismo y del establishment, no queda en duda. Sin embargo, parece un respiro de aire puro el ver que, cuando menos para entender claramente que esta película parece no representar la realidad de nuestro país, existe consenso y se ha alzado la voz.
Referencias:
Patiño, J. (24 de enero de 2025). “Un error, cine puro y un desperdicio de película: la polémica ‘Emilia Pérez’ divide a México”. Obtenido de El País: https://elpais.com/mexico/2025-01-25/un-error-cine-puro-y-un-desperdicio-de-pelicula-la-polemica-emilia-perez-divide-a-mexico.html
Ramírez- Álvarez, A. (2021). Media and Crime Perceptions: Evidence from Mexico. The Journal of Law, Economics, and Organization, 68-133.
STATISTA. (18 de julio de 2024). Crime and violence in Mexico-statistics & facts. Obtenido de https://www.statista.com/topics/6576/crime-and-violence-in-mexico/#topicOverview
*Esta columna es desarrollada por integrantes del UCOL-CA59 “La mercadotecnia y su relación con las ciencias sociales”, adscrito a la Facultad de Mercadotecnia de la Universidad de Colima.
** PTC-Facultad de Mercadotecnia-SNII 1-Líder del UCOL-CA59
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