Violencia doméstica durante periodos de elevada inflación en México*
Por Víctor Hugo Torres Preciado**
En la literatura económica, con 54 años en el estudio de la economía del crimen, el interés en el análisis económico de la violencia doméstica tiene 2 características relevantes: sus fundamentos teóricos están asentados primordialmente en el estudio de la interacción entre individuos que conforman una unidad familiar, sin referencia explícita a algún tipo de conducta delictiva y, aún más notable, el número de contribuciones es alarmantemente escasa.
En las vertientes de la literatura económica sobre violencia doméstica, las implicaciones prácticas sugieren que la independencia económica, el acceso incluyente a mejores oportunidades laborales e inclusive la presencia de programas sociales para proveer refugio a las víctimas de violencia doméstica, pueden incentivar la formación de condiciones de equidad en el interior de la unidad familiar.
Es importante mencionar, sin embargo, que en el estudio de las diferencias en los ingresos monetarios o en las condiciones de los mercados laborales entre integrantes de las unidades familiares no deben interpretarse como la razón última de la violencia doméstica, sino como condicionantes para que los individuos con las condiciones psicológicas apropiadas tomen decisiones intencionadas para cometer actos de violencia doméstica.
Esto significaría, por una parte, que las medidas para equiparar las condiciones económicas entre integrantes de las unidades familiares pueden no tener un efecto disuasivo permanente de los actos de violencia doméstica porque las decisiones intencionales, asociadas a factores psicológicos, para cometerlos estarían aún presentes. Una segunda apreciación, por otra parte, responde a la predominante atención de las diferencias en el ingreso monetario y las condiciones del mercado laboral en el análisis económico de la violencia doméstica, que habría dejado sin atender otras condicionantes económicas.
Esta desatención científica ocurre en el estudio de la tasa de inflación, una medida del aumento observado en un conjunto de precios de los bienes y servicios provistos en una economía que, con diferencia respecto a los estudios anteriores, tendría un efecto potencial en la violencia doméstica mediante acciones violentas no intencionadas asociadas al estrés económico. Para esclarecer por qué el aumento en la tasa de inflación puede condicionar un aumento en la incidencia de la violencia doméstica podemos describir un rasgo que distingue su alcance: su efecto no distingue entre géneros, estratos económicos, u otro tipo de distinción.
Imaginemos, por ejemplo, una situación similar a la descrita en una vertiente de literatura en donde los integrantes de la unidad familiar tienen ingresos monetarios diferentes: en esta situación, un aumento en el nivel de precios de los bienes y servicios consumidos dejaría intacto el incentivo para cometer actos de violencia doméstica intencionados, por ejemplo, motivados por la satisfacción de obtener el control de la familia.
Sin embargo, el estrés económico inducido por el aumento en el nivel de precios representaría una razón adicional para cometer actos de violencia no intencionados. ¿Esta situación ocurre en la realidad? Un análisis exploratorio inicial de la información estadística disponible en México sugiere que su respuesta es afirmativa, particularmente, cuando se revisan las variaciones que mes tras mes se aprecian en el comportamiento entre el número de casos reportados de violencia doméstica en el país y el comportamiento de la tasa de inflación mensual durante el periodo de elevada inflación que empezara acumularse desde finales del año 2021 hasta finales del año 2022.
Esta observación inicial requería, por supuesto, encontrar evidencia empírica junto con una explicación económica razonable, si esta incidencia del incremento en el nivel de precios sobre la violencia doméstica lograra corroborarse. En un primer análisis pudo encontrarse el siguiente resultado: el aumento en el nivel de precios tendría, principalmente, un efecto acumulativo, pero no inmediato en la violencia doméstica, en otras palabras, los actos de violencia doméstica ocasionados por el estrés económico no responderían ante los primeros incrementos en el nivel de precios sino posteriormente cuando los individuos hubieran sentido en su totalidad su efecto.
Este hallazgo, sin embargo, debería poder corroborarse con un análisis que permitiera conocer estos efectos mes tras mes o trimestre tras trimestre conforme se aceleraba la tasa de inflación. Un segundo análisis, aún preliminar, indica que es posible identificar un incremento en la magnitud del efecto que la tasa de inflación tiene en los casos de violencia doméstica durante el periodo en el que se aprecia su mayor aceleración.
Estos hallazgos sugieren que el análisis económico de la violencia doméstica debe incorporar no solamente el estudio de las diferencias en los niveles de ingresos monetarios o en las condiciones de acceso al mercado laboral que predomina en la literatura, sino también variables económicas adicionales que, como la inflación durante periodos de aceleración, parece contribuir en el aumento observado del número de casos de violencia doméstica mediante acciones no intencionadas de violencia.
*El texto es un extracto de la conferencia “Violencia doméstica durante periodos de elevada inflación en México: un enfoque de proyecciones locales” presentada el 23 de febrero del 2024 en la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
**El autor es profesor en la Maestría en Gestión del Desarrollo con adscripción a la Facultad de Economía de la Universidad de Colima
Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

