Doctores que curan y enseñan
Por Blanca F. Góngora
De julio del año pasado a la fecha, mi familia ha necesitado más que nunca del IMSS Colima y reconozco y agradezco la calidez y calidad del servicio que prestan. De pronto me recuerdan a nuestras escuelas donde pese a las limitaciones, los trabajadores (de ambas instituciones) hacen su mejor esfuerzo y logran grandes resultados.
El trabajo de las instituciones de salud, como el de las escuelas, siempre es resultado del equipo que las conforman y es de valorarse la contribución que cada uno de los integrantes hace desde sus distintas funciones para que los resultados sean buenos, por eso tan importantes y fundamentales son las enfermeras, camilleros, equipo al cargo de la ambulancia, trabajadores del área administrativa, los de limpieza, los guardias y los médicos del IMSS. Y como en las escuelas, ante la imposibilidad de nombrar a todos, terminamos nombrando a los maestros con quienes más contacto o cercanía hemos tenido y en este caso quiero mencionar con agradecimiento al cardiólogo Alfonso Bayardo, al nefrólogo Gabriel Ortega, al oncólogo Eduardo Ciprés y al cirujano oncólogo Jorge Osornio Labra. Todos ellos del IMSS, uno de Colima y los otros de diferentes Estados, pero deseo que nunca se vayan de aquí porque somos afortunados en tenerlos. Me ha tocado escucharlos, observarles y tienen mucho de maestros, son muy didácticos en sus explicaciones y tienen también mucho de empatía y sexto sentido pues pueden prever catástrofes y pueden también regresarnos la calma.
Yo alguna vez quise ser médico, ¡qué bueno que no lo fui! porque se necesitan dones especiales que no tengo. Hay un motivo nada más por el que me arrepiento de no haber estudiado medicina en la Universidad de Colima y es el haber perdido la oportunidad de ser alumna del Doctor Christian Torres Ortiz Ocampo, un excelente médico al que he escuchado varias veces en mi calidad de acompañante de paciente. Cada consulta con él es una cátedra de medicina, de conocimiento, de humildad y de amor a la humanidad. Es maravilloso cuando los médicos además de curar, enseñan, pues la enseñanza es también una forma de contagiar esperanza y darnos ánimo para seguir nuestro caminar.
Por médicos como los mencionados anteriormente es que nuestras instituciones de salud se prestigian, los aprendices que están a su alrededor se profesionalizan y todos los que ocupamos de sus conocimientos y servicios nos sentimos en buenas manos, incluso en los peores momentos, lo cual es elemental en todo proceso de sanación.
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