Por Zently Delgado Ochoa*
¿Cuántos de nosotros no hemos pospuesto una tarea hasta casi la fecha de entrega? Puede deberse a la fatiga de realizarla o simplemente al deseo de otra actividad sobre la que se debería. Sea cual sea el motivo, esa actitud o hábito se llama procrastinación, un arma de doble filo.
La procrastinación es un factor negativo para el rendimiento académico de cualquier estudiante. Se trata de la acción de posponer cualquier tipo de tarea, trabajo o actividad escolar, para sustituirla por otras que son consideradas irrelevantes, pero de mayor agrado. Este fenómeno es mucho más común de lo que se desea entre los estudiantes, pero ¿por qué surge? ¿Cómo es que el alumnado recae en eso? ¿Qué genera en ellos? Son preguntas que me formulé al interesarme sobre este tema.
Hay diversas razones por las cuales la procrastinación todavía sigue instalada en muchos jóvenes. Un factor poco común, pero que puede presentarse, es el miedo y el perfeccionamiento; van de la mano y suelen aparecer en un estudiante perfeccionista, que teme no realizar el trabajo más impecable y, por ende, prefiere no iniciarlo, porque su terror al fracaso lo lleva a posponer sus actividades constantemente.
Otra razón es la falta de organización del tiempo. Este tipo de estudiantes generalmente no desarrollan habilidades efectivas para gestionar el tiempo, lo que los lleva a la acumulación de tareas debido a que las posponen, pensando que lograrán hacerlas todas a último momento. Un ciclo que no tiene fin a menos que se cambien los malos hábitos.
Una causa que personalmente considero pandémica, sobre todo en el siglo XXI con las nuevas tendencias tecnológicas, son las distracciones y las redes sociales. Los estudiantes suelen pasar más tiempo en la pantalla del teléfono celular que en cualquier actividad académica. El uso de redes sociales, videojuegos digitales y, en general, los entretenimientos digitales llaman la atención de cualquier joven dispuesto a disfrutar de su tiempo libre. Gracias a que la mayor parte de contenidos está al alcance de todos los estudiantes desvían su atención dejando de lado las actividades obligadas. Realizar actividades placenteras atrae más que escribir un ensayo escolar.
Finalmente, una última causa que provoca la procrastinación es el estrés o el agotamiento. Un alumno agobiado de tantos deberes lo último que espera es hacer tareas y gracias a esto comienza a retrasarlas, no desean cargar con la ansiedad y la presión de tener que realizarlas bien por lo que optan por abandonarlas.
Todos los factores citados pueden influir en cualquier estudiante. La procrastinación es un mal hábito que se va formando poco a poco y si no se erradica de manera oportuna puede provocar más de una consecuencia, por ejemplo, bajo rendimiento académico. También pueden presentarse ansiedad y estrés, pues la acumulación de trabajos los genera, y si un alumno procrastina demasiado su salud mental puede afectarse considerablemente.
Por otro lado, la procrastinación también puede provocar un sentimiento de culpa y baja autoestima. Los alumnos se sienten frustrados al no cumplir con las tareas como se espera, lo que puede generar una expectativa negativa de ellos mismos. Finalmente, desata hábitos poco saludables, como estudiar toda la noche, desvelarse en trabajos contra reloj y tomar cafeína en exceso para erradicar el sueño; estos hábitos a largo plazo disminuirán su rendimiento académico y afectarán su salud física y mental.
Entonces, viendo las causas y consecuencias ¿qué podemos hacer para que los alumnos no caigan en la procrastinación? Y si se encuentran en ella ¿cómo superarla? Si nos encontramos en este problema hay que cambiar urgentemente nuestro estilo de vida escolar; aunque puede ser complicado, las recompensas suelen ser enriquecedoras.
Eliminar las distracciones es de suma importancia: evita el teléfono celular cuando realizas un trabajo académico, pues solo darle scroll a alguna red social consume tiempo. Es recomendable guardar el celular lejos del área de trabajo, establece horarios dedicados en exclusiva al estudio, diseña bloques de tiempo con pequeños descansos para relajarte, usa agendas o aplicaciones que ayuden a gestionar las horas. Divide las tareas en pequeñas metas; establece hasta dónde quieres llegar en la elaboración de un trabajo, esto reducirá considerablemente la ansiedad y, en cambio, ganarás la satisfacción pues lograste lo previsto. Por último, si es preciso, busca apoyo emocional dentro de tu institución, orientador, psicólogo, tutor, etc. Ellos sabrán guiarte para que logres salir del problema, pues te brindarán apoyo y la seguridad que necesitas para erradicar la procrastinación.
La procrastinación no es algo nuevo, todas las personas han cometido este acto en más de una ocasión y parece increíble el hecho de que se le da muy poca visibilidad a este problema, cuando causa bajo rendimiento estudiantil e incluso rezago educativo. Ver las consecuencias tan devastadoras para los estudiantes debe alarmar a las instituciones educativas; se debe comprender y diseñar estrategias efectivas para que logren salir de ello. El resultado será gratificante: alumnos que fortalecieron habilidades y mejoraron significativamente su rendimiento académico.
Bibliografía
● Bastis C. (2022). Procrastinación académica. Online Tesis. https://online-tesis.com/procrastinacion-academica/
● Burgos Torre, Kattya S., & Salas Blas, Edwin. (2020). Procrastinación y Autoeficacia académica en estudiantes universitarios limeños. Propósitos y Representaciones, 8(3), e790. https://doi.org/10.20511/pyr2020.v8n3.790
● Psiconetwork. (2025). La procrastinación académica: Una escala que revela su dimensión emocional y conductual. Revista Psiconetwork. https://www.psiconetwork.com/la-procrastinacion-academica-una-escala-que-revela-su-dimension-emocional-y-conductual/
*Estudiante de sexto semestre en la Licenciatura Pedagogía de la Universidad de Colima.
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