El productor agrícola de Armería, Mauricio Barreto Peralta, exhortó a las autoridades estatales y federales a implementar políticas públicas que incentiven el consumo de productos locales en las cooperativas escolares del estado de Colima. La propuesta, dijo, no solo busca fortalecer la economía del campo, sino también mejorar la salud de niñas y niños desde las aulas.
En una entrevista, Barreto planteó la incorporación de alimentos como agua de coco, plátano, papaya y sus derivados en los menús escolares, destacando que eso tendría un triple impacto positivo: prevenir enfermedades crónicas desde la infancia, estimular el consumo de frutas nacionales y aliviar la presión sobre un sistema de salud que calificó como debilitado.
“Con estas políticas que se están implementando en las cooperativas escolares, se pueden incluir productos locales. Además de fomentar su consumo, vas a beneficiar directamente a la población productora”, expresó el agricultor, quien subrayó la urgencia de dejar de lado los productos ultraprocesados que hoy dominan la alimentación infantil.
Criticó también la contradicción que observa en actos gubernamentales donde, a pesar de promover discursos de salud pública, se siguen ofreciendo refrescos embotellados. “Me ha tocado ir a eventos del Gobierno donde nos dan Coca-Cola, en vez de agua de coco o fruta. Las autoridades deben predicar con el ejemplo”, sentenció.
Barreto fue más allá y denunció que durante años se ha enriquecido a las grandes transnacionales alimentarias a costa del deterioro de la salud pública. “Hemos engordado a empresas como Coca-Cola y McDonald’s, mientras enfermamos a nuestras niñas y niños. Es momento de que el gobierno haga lo propio y promueva lo nuestro”, declaró.
El productor destacó el potencial del municipio de Armería como una potencia agrícola, especialmente en la producción de coco, papaya y limón, productos que, dijo, no solo aportan identidad y soberanía alimentaria, sino que podrían convertirse en estandarte de una política escolar coherente y con visión de futuro.
“La alimentación escolar puede ser una palanca para el desarrollo local si se conecta con nuestros campos. Es tiempo de cambiar el chip y empezar a consumir lo que cultivamos aquí”, concluyó.