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COLUMNA: Ciencia y Futuro

Por Redacción May8,2025 #Opinión

La corresponsabilidad del trabajo de cuidado: por un reparto equitativo y justo

Por Karina Orozco Rocha*

Día a día se escucha que el trabajo de cuidado está a cargo de las mujeres, estas son algunas de las preguntas que frecuentemente se les realizan ¿Qué vas a hacer de comer? ¿Cuándo vas a ir a surtir la despensa? ¿Con quién vas a dejar al cuidado a hijos e hijas? Por tradición, las mujeres del hogar han sido las responsables de realizar las tareas de cuidado de menores, de personas enfermas o adultas mayores que requieren atención y apoyo en actividades que favorecen un adecuado cuidado de la población como lavar la ropa, asear la casa, hacer de comer, estar al pendiente de los medicamentos, agendar citas médicas, entre otras.

El trabajo de cuidado cotidianamente está presente en la vida de toda persona, porque en virtud de su ejecución se puede reproducir la vida misma de los seres humanos, y el mantenimiento de la fuerza de trabajo. De ahí que diversas voces feministas han abogado, a lo largo del tiempo, por su reconocimiento y valor. En ese sentido, se observan diferencias de género en su ejecución, pues casi la totalidad de las mujeres realizan trabajo de cuidado, el 96.6% en contraste con el 67.7% de los hombres. Además, las diferencias de género se hacen más amplias cuando se analiza el tiempo dedicado al trabajo de cuidado, pues las mujeres realizan alrededor de 30 horas a la semana, mientras que los hombres dedican menos de 10 horas a la semana.

Ante la invisibilidad y el desigual reparto del trabajo de cuidado, se han evidenciado diversas desventajas económicas asociadas para quienes cuidan. Una de estas es la barrera en la inserción en el mercado laboral, pues solo el 46.5% de las mujeres participa en el mercado laboral, en contraste con los hombres que es del 74.4%. Lo cual trae consigo que más de la mitad de las mujeres en edad laboral presente dependencia económica (al carecer de una remuneración), sujetas al ingreso de una tercera persona. Para quienes sí logran tener un trabajo remunerado se han observado limitaciones en el tipo de trabajo y en jornada laboral, pues optan por ocupaciones por cuenta propia y jornadas de medio tiempo, ya que buscan compaginar tanto el trabajo de cuidado con el trabajo remunerado.

Este tipo de trabajos en la mayoría de las veces carecen de prestaciones laborales que en el corto y largo plazo genera desventajas económicas, como menores ingresos, carencia de servicios o incapacidades médicas, de licencias por maternidad, e incluso limitadas o nulas pensiones derivadas de su trayectoria laboral. Otro aspecto importante por destacar son las sobrecargas de tiempo de trabajo que realizan las mujeres en comparación con los hombres, pues las mujeres que laboran dedican 63.3 horas a la semana de trabajo (el de cuidado y el remunerado), 10 horas más que sus pares, quienes realizan 53.9 horas promedio a la semana; lo cual también llega a generar estrés y desgaste físico en su día a día.

Por todo ello, a nivel de organizaciones internacionales y nacionales se ha promovido una “corresponsabilidad del cuidado” que significa un reparto equilibrado del trabajo de cuidado entre mujeres y hombres, y la “corresponsabilidad” en cada una de las tareas que el trabajo de cuidado implica, es decir, que no sean sólo las mujeres las responsables o encargadas de la ejecución de cada una de las actividades. Si bien, las mujeres se han convertido en una pieza clave en el ingreso familiar, mediante su participación en el mercado laboral, es indispensable que sus pares se conviertan también en una pieza importante en el trabajo de cuidado, incrementando de manera significativa su participación y las horas dedicadas al trabajo de cuidado, particularmente en las actividades que se realizan diariamente como la preparación y servir los alimentos, y para las personas que lo requieren: dar de comer o ayudar a hacerlo, ayudar a bañarse, vestirse, en el aseo personal, estar al pendiente de los medicamentos o monitoreo de síntomas, entre otras.

Aunque en los últimos años se han tenido avances en cuanto a la corresponsabilidad del cuidado, aún falta mucho para lograr la equidad de género en el reparto del trabajo de cuidado, y lograr así, reducir las diversas desventajas económicas y, el desgaste físico y emocional que actualmente experimentan muchas mujeres, con el fin de alcanzar el bienestar de la vida de todos los individuos y familiares.

Para más detalles ver el: “Trabajo de cuidado y su relación con actividad económica por género en México” en https://doi.org/10.53897/RevGenEr.2024.04.03.

*Actualmente imparte clases en el Doctorado Interinstitucional en Economía Social Solidaria de la Facultad de Economía de la Universidad de Colima. korozco9@ucol.mx

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

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