Por José Luis Larios García
La Cooperativa de Salineros de Colima está de manteles largos, cumple 100 años de su existencia; por tal motivo, debemos remitirnos al pasado, detenernos un poco en el viaje de la añoranza para abordar algunos apuntes relevantes de esta institución centenaria. Las historias son muchas alrededor de la sal: anécdotas, tragedias, alegrías, preocupaciones, desencantos y nostalgia de sus salineros.
Pablo Serrano Álvarez, señala que “la historia de la salinas de Cuyutlán es la historia de un ‘bien preciado’ en el orden económico sobre todo, y por el que se enfrentarían los principales actores estatales en un momento clave de la historia colimense” (Serrano, 1995: 165) También es la memoria de un conflicto “entre hacendados y revolucionarios, revolucionarios y trabajadores y salineros contra propietarios, y más aún, entre los mismos salineros y trabajadores en un nivel intergremial”(Ibid).
Bajo su gobierno carrancista de Felipe Valle, decretó en 1919 por medio del aval de la Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo, que las salinas de Cuyutlán fueran propiedad nacional, posesión que hasta entonces tenía Francisco Santa Cruz Ramírez (Ibid). Luego, se desató un conflicto legal que perduró algunos años; sin embargo, fue hasta en 1925 en que se declara la nacionalización y se otorgaron los permisos de explotación.
Oriana Zaret Gaytán Gómez, experta en el tema de la historia de la Cooperativa de Salineros, menciona que, por razones de intereses y lagunas legales, los salineros “no lograron la operatividad completa de los permisos sino hasta 1952, cuando formalizaron el contrato de compra-venta con los hermanos Echavarría” (Gaytán, 2020: 192), quienes en 1936 habían comprado la posesión a Juan R. Sais, este último dueño compró “las salinas en remate a la familia de Santa Cruz Ramírez, luego de que muriera intestado y con la hacienda y las salinas hipotecadas” (Ibid., 58) .
El año 1925, fue el parteaguas para conformar una Sociedad Cooperativa de Salineros, con el fin de buscar los canales de apoyo, unión y trabajo. Además, estamos hablando de una época de grandes cambios, así la describe Héctor Porfirio Ochoa Rodríguez, “se inserta en un proceso global de redefinición de las relaciones políticas, económicas y sociales” (Ochoa, 1995: 162). México comenzaba una transición convulsa, heredada de la Revolución. No obstante, los sectores productivos privados, eran la parte esencial de la economía de país.
En la primera acta constitutiva de la Cooperativa de los Salineros de Colima, fechada el 8 de enero de 1925, se estipula que la sociedad mercantil iniciará con un capital de 50 mil en acciones normativas de 50 pesos cada una. El número de asociados fue de 400 personas, nombradas como fundadores de dicha organización.
El acta constitutiva —que otorga certeza jurídica de fundación—, quedó protocolizada de la siguiente manera:
“Se denominará Cooperativa de Salineros de Colima S. C. L. quedando la responsabilidad de los Socios limitada al valor de las acciones que adquieran, razón por la que se agregan al nombre de la Sociedad, las palabras Cooperativa Limitada; que la Sociedad, tendrá su domicilio en esta ciudad, estableciendo oficinas en Cuyutlán durante la temporada de elaboración de la sal, facultándose al Consejo Directivo para establecer agencias de ventas en otros lugares de la República, cuando así lo estime conveniente; que la Sociedad tendrá por objeto: obtener del Gobierno General la concesión para la explotación de las salinas de Cuyutlán, verificar a base de cooperación, las operaciones necesarias para la explotación de la sal en dichas salinas y otros salineros y para la importación de los artículos necesarios a esa industria y de artículos de primera necesidad para Salineros-peones, durante la zafra” (SCSC: acta núm. 273).
Del mismo modo, el primer consejo directivo quedó conformado como se enlista a continuación:
“Consejos electos en la primera asamblea:= Consejo Directivo:= Presidente José Padilla Gómez, Secretario, Esteban M. León, Tesorero, Miguel G. Paz = Suplentes, José S. Razura, Marcelino Vela y Francisco Anguiano, = Consejero de vigilancia: Comisario, J. Concepción Rivera, vocal, Ciro Barajas; Suplentes, José Gutiérrez Santacruz y Francisco Linares; que el presidente del Consejo Directivo tendrá estas facultades: ejecutar acuerdos y resoluciones de la Asamblea y Consejo, representar a la Sociedad, judicial o extrajudicialmente, celebrar contratos para el buen éxito de la Sociedad, conferir poderes y revocarlos, y hacer uso de la firma social; firma Carlos J. Margaín” (Ibid).
A pesar de las batallas y vaivenes de la política, el gremio salinero quería producir sal. Estaban inmersos en las nuevas formas de organización como lo fue el corporativismo, ciertamente se cimentó bajo la guía ideológica de atender los postulados sociales, de la necesaria colaboración de clases y sectores más vulnerables de México. Eran tiempos de Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, quienes impulsaron a los sectores colectivos y unirlos en un mismo fin, quizás para tener el control político de sus representantes. Este último presidente expidió en 1927 la primera Ley General de Sociedades Cooperativas, otorgando, por así decirlo, un orden jurídico más claro a los mismos organismos. Sin embargo, Gaytán Gómez, dice que a los salineros “Ciertamente, dicho decreto debió darles mayor certeza jurídica sobre su actividad económica: la de producción de sal, pero ésta no se logró del todo hasta que fueron dueños en su totalidad de la concesión” en 1952 (Gaytán, 2020: 192).
El Banco Nacional de Fomento Cooperativo (BANFOCO) otorgó un crédito por la cantidad de 250 mil pesos para que los terrenos salitrosos fueron comprados. El número de hectáreas constaba de 4,294, dividiéndose en cuatro cooperativas: Sociedad Cooperativa de Salineros de Colima, Sociedad de Productores de Sal de Villa de Álvarez, la cooperativa El Progreso y la sociedad El Colomo (Serrano, 1995: 173 y 174).
El Archivo Histórico de Municipio de Colima cuenta con más de doscientas cajas de documentación relativa a la Sociedad Cooperativa de Salineros de Colima, las cuales quedaron debidamente resguardadas en sus repositorios. En 1999, el Dr. José Miguel Romero de Solís, quien fuera director de la Casa del Archivo, recibió la donación de los expedientes correspondiente al periodo de 1938 a 1986. Hubo una segunda entrega, en el 2015, siendo directora la Mtra. Rosa María Alvarado Torres, acrecentándose el fondo de la cooperativa.
Entre los documentos podemos encontrar: correspondencia enviada y recibida, comprobantes de caja, pólizas de diario, ingresos, recibos, listas de integrantes de la cooperativa, registro de clientes, reportes de almacenamiento de sal, reportes de exportación, reportes de ventas, liquidaciones de socios, pedidos de timbre, fletes, zafra, telegramas, notas de envío de sal, vales de caja por concepto de raya, alimentos y materiales.
Existe también documentación de la Cooperativa de Salineros de Villa de Álvarez en la que su puede localizar entre otras cosas: escrituras, calendario de gastos, acuse de recibos, lista de socios. Asimismo, se guardan documentos de pedidos de sal por Banfoco, libretas de los socios, recortes de periódicos, talonarios de cheques, listas de asistencia de las asambleas, informes, listas de los miembros de la Confederación Nacional Cooperativa de la República Mexicana. La información es de interés general y, de alguna manera, será materia historiable que permitirá conocer más su estructura, actividad comercial, funcionamiento y número de socios.
Un reconocimiento por su esfuerzo y dedicación a la Sociedad Cooperativa de Salineros de Colima, ¡que vengan otros cien años más de vida!
Fuentes Consultadas
Archivo Histórico del Municipio de Colima
Gaytán Gómez, Oriana Zaret (2020). Historia de la Sociedad Cooperativa de Salineros de Colima. Sus luchas y respuetas a las políticas económicas del estado corporativo y neoliberal. Colima: Universidad de Colima.
Ochoa Rodríguez, Héctor Porfirio (1995). “El establecimiento de la Sociedad Cooperativa Limitada de Salinero de Colima” en Juan Carlos Reyes G. (Coord.). La Sal en México. Colima: Universidad de Colima y Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, pp. 155-162.
Serrano Álvarez, Pablo. (1995). “La Cooperativa de Salineros de Colima. De la organización a la acción y lucha social” en Juan Carlos Reyes G. (Coord.). La Sal en México. Colima: Universidad de Colima y Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, pp. 163-175.
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