El reciente aniversario del Bachillerato 25 de la Universidad de Colima (UdeC), ubicado en Comala, no solo celebró y marcó 18 años de vida institucional, sino que también dejó claro el compromiso de sus estudiantes con la construcción de un futuro más justo y sostenible. Los proyectos presentados en esa conmemoración son una muestra tangible del poder transformador que la educación puede tener cuando se orienta hacia la resolución de problemas reales.
Iniciativas como “Speak B25 UdeC”, “¡Recicla YA!”, “Comala”, “Inciduk” y “Clarity AI” reflejan una juventud no solo consciente de los desafíos de su entorno, sino también dispuesta a enfrentarlos con creatividad, rigor y responsabilidad. Esas propuestas, que abordan temas tan relevantes como salud y medio ambiente, destacan por su capacidad de conectar conocimientos académicos con soluciones prácticas y viables.
Las palabras de la directora del plantel, Lizbeth Fernández, nos invitan a reflexionar sobre el papel esencial que juega la educación en el desarrollo de ciudadanos críticos y solidarios. El talento y compromiso demostrados por esos jóvenes no surgen en el vacío; son el resultado de un modelo educativo que prioriza el aprendizaje significativo, fomenta la empatía y promueve la participación activa en la sociedad.
La presencia de autoridades de distintos niveles en ese evento subraya la importancia de fortalecer el vínculo entre la academia e instituciones encargadas de diseñar y ejecutar políticas públicas. Y es que las propuestas no se limitan a identificar problemas; van más allá al ofrecer respuestas innovadoras diseñadas desde la realidad que comparten quienes las elaboran. Ese enfoque, profundamente arraigado en la práctica cotidiana de los jóvenes, es un recordatorio de que las soluciones a nuestras problemáticas sociales pueden y deben surgir desde los espacios educativos.
En un Mundo enfrentado a crisis ambientales y sanitarias de gran envergadura, la labor de estos estudiantes es un aliciente esperanzador. Nos demuestra que, cuando se les da voz y herramientas, las nuevas generaciones son capaces de generar cambios sustantivos en su entorno inmediato y, potencialmente, en el Mundo.
Celebremos y respaldemos el esfuerzo y dedicación de las y los estudiantes del Bachillerato 25, así como la visión de quienes lideran esa institución. La educación, en su forma más auténtica, debe ser un motor de transformación social. Y en Comala, gracias al trabajo de nuestra comunidad educativa, esa transformación está en marcha.

