En el contexto actual, donde los efectos del cambio climático son cada vez más evidentes y la degradación ambiental amenaza los ecosistemas y la calidad de vida, las instituciones de educación superior tenemos una responsabilidad ineludible en la formación de una generación consciente, crítica y comprometida con la sostenibilidad.
El cuidado del medio ambiente no puede entenderse como una simple asignatura o como un conjunto de actividades extracurriculares; debe ser un eje transversal en las estrategias institucionales y en los programas educativos. En la Universidad de Colima (UdeC) así lo hacemos.
La educación superior tiene el poder de impulsar cambios profundos mediante la investigación, innovación y promoción de una cultura de respeto hacia nuestro planeta.
En ese sentido, las universidades no solo debemos inculcar valores ambientales en nuestros estudiantes, sino también predicar con el ejemplo. La implementación de políticas de sostenibilidad en los campus, como la gestión adecuada de residuos, el uso de energías renovables y la promoción de la movilidad sostenible, debe ser una prioridad. Además, es vital que los proyectos de investigación se enfoquen en soluciones prácticas para mitigar el impacto ambiental y fomentar el desarrollo sostenible.
El estado de Colima, por ejemplo, tiene una riqueza natural invaluable que debemos proteger. Desde sus costas hasta sus bosques, ese entorno es tanto un laboratorio natural para los estudiantes como un recordatorio de la fragilidad de nuestros recursos. En ese sentido, la Universidad de Colima, como institución líder en la región, nos hemos posicionado como un modelo de compromiso ambiental.
El cuidado del medio ambiente no es un lujo ni una opción; es una necesidad impostergable. La educación superior, al ser un espacio donde se forjan líderes y se construyen futuros, tiene la capacidad de sembrar las semillas de un cambio real.
