El consumo de alcohol en Colima, especialmente su uso nocivo durante los fines de semana, se ha convertido en una práctica cada vez más normalizada y preocupante, expresó Guillermo Blanco Govea, titular de la Comisión Estatal de Salud Mental y Adicciones (Cesmac), al abordar los retos que enfrenta la entidad en materia de adicciones y convivencia social.
En una entrevista, Blanco Govea destacó que, aunque Tecomán no es el municipio con mayor índice de adicciones en el estado, fue el primero en instalar un Comité Municipal de Salud Mental y Adicciones. Esa decisión no fue casual, pues se buscó enviar un mensaje de cambio desde una de las zonas donde los efectos del consumo de sustancias legales, como el alcohol, se reflejan de manera cotidiana en la vida social y familiar.
“El uso de alcohol es una droga legal que estamos normalizando peligrosamente”, advirtió el comisionado. Explicó que cerca del 40% de la población colimense practica un consumo explosivo e intermitente de alcohol, especialmente los fines de semana, lo que implica un riesgo latente para la salud individual y colectiva. “Viernes, sábado y domingo muchas personas los destinan para acudir a conseguir bebidas alcohólicas. Esto está ligado a muchas situaciones sociales, pero necesitamos cambiar la conciencia y dejar de normalizarlo”, subrayó.
Más allá de los efectos individuales, el 60% de los accidentes automovilísticos en Colima están vinculados directamente al consumo de alcohol, una estadística alarmante que, aunque no aplica exclusivamente a Tecomán, evidencia la urgencia de generar un cambio cultural en todo el estado.
El alcohol también está asociado con problemas como la violencia intrafamiliar, actualmente el principal delito registrado en la entidad. Por ello, el Comité Municipal de Salud Mental y Adicciones de Tecomán impulsa un enfoque integral que no solo atienda las adicciones, sino que también fomente la sana convivencia, el fortalecimiento del núcleo familiar y la práctica de actividades saludables como el ejercicio.
Uno de los principales ejes de trabajo será fortalecer la reglamentación vigente, no necesariamente creando nuevas normas, sino asegurando el cumplimiento de las existentes. “Por ejemplo, en encuentros deportivos donde hay niños presentes, se ha vuelto común que padres de familia consuman alcohol a pesar de que está prohibido. Aunque hay señalización clara, muchas veces no se respeta, y ahí hace falta mayor conciencia, pero también aplicación de los reglamentos”, recalcó Blanco Govea.
Entre las medidas inmediatas, se contempla retomar la aplicación de operativos de alcoholimetría en los municipios. En el caso de Tecomán, esos operativos no se han llevado a cabo en años, por lo que su reactivación se considera necesaria para disuadir el consumo irresponsable y prevenir accidentes o agresiones relacionadas con el estado de ebriedad.
Finalmente, Blanco Govea destacó la importancia de frenar los impactos negativos del consumo de alcohol en la vida pública y familiar, así como de generar condiciones para una convivencia más saludable. Sin embargo, reiteró que se requiere un compromiso real por parte de la ciudadanía para replantear lo que hoy se considera “normal” y construir una cultura que valore más la seguridad y el bienestar común.
