Vie. Jul 11th, 2025

Madrugada

Por Redacción Jun12,2025 #Cultura
(Imagen generada por Google Gemini)

Por Aldo Rincón*

Despertó muy angustiado súbitamente, y se percató que no sabía quién era, mucho menos que estaba haciendo en ese lugar. Estaba totalmente oscuro.

No podía recordar absolutamente nada. Imposible acordarse de su nombre ni nada que identificara quien era ni que estaba haciendo antes. Se sentía aturdido en esa oscuridad total, cuando de pronto descubrió que se encontraba entre 4 paredes de cemento; el espacio entre ellas era muy estrecho.

Al pararse, miró entre la maleza y tierra húmeda, el lugar donde se encontraba.

La luz de algunas veladoras sobre las tumbas derruidas le permitieron ver con más claridad. Estaba en un cementerio.

Intentó salir de la pequeña fosa, tropezó con algunos huesos y parte de un cráneo, – ¡Ay, cabrón!– pronunció, sintió escalofríos y el miedo intentaba apoderarse de él.

Como pudo, salió; a pesar de lo dolorido que se encontraba gracias a los golpes recibidos. Miró con atención su entorno y buscó el mejor sendero para salir de ese lúgubre sitio; a la distancia descubrió justo al lado de otra tumba, a una anciana llorando y rezando con un rosario en la mano. Se acercó a ella y dijo: -Señora, ¿por dónde salgo de aquí?-. La vieja continuaba con sus rezos sin voltear, pareciera que no le escuchaba. – ¡Ayúdeme señora!- agregó desesperadamente. Ella, ensimismada en su labor, ignoró su presencia.

– ¿Cómo llegué aquí?- se preguntó; seguía sin recordarlo. Retrocedió hacia el sitio de donde salió; pudo observar con más claridad la fosa en la que se encontraba. Miró su nombre inscrito sobre la lápida; el dolor se hizo más intenso y un grito ahogado emergió desde su alma: -¡Nooooooooooooo!-. Recuerdos vagos de la paliza que le ocasionó la muerte, llegaron de repente; justo en ese instante su figura espectral se desvaneció en medio de una corriente de aire que apagó la luz de la veladora; paralelamente la silueta de la anciana se extinguía

– ¿Escuchaste eso?- dijo el guardia.

– Sí; escuché algo a lo lejos- contestó el segundo, dando un sorbo a su taza de café.

Sintieron una corriente de aire frío entrar por la ventana de la caseta de vigilancia en la entrada del panteón.

– Dicen que se escuchan cosas a esta hora de la madrugada; mejor tomemos ese café y encendamos la radio, pronto amanecerá-. Dio otro sorbo a su taza y cerró la ventana.

*Químico Farmacéutico Biólogo. egresado de la Universidad de Colima. Nacido en Manzanillo, Colima, México.

Este texto nació en el Taller de Creatividad y Escritura Audiovisual, impartido por el guionista Seth Álvarez, un espacio para imaginar, escribir y desarrollar historias en distintos formatos: desde cuentos hasta ideas para cortos o escenas. No necesitas experiencia previa, solo ganas de contar algo propio.

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