Mié. Dic 10th, 2025

ARTÍCULO: Un apostolado cultural como sendero de redención en los centros penitenciarios de Colima

Por Redacción Ago27,2025 #Opinión

Por Rogelio Camarillo Carrillo 

A.´.L.´.G.´.D.´.G.´.A.´.D.´.U.´.

En los muros de los centros penitenciarios de Colima y Tecomán, donde el tiempo parece detenerse y las oportunidades suelen escasear, se está gestando un movimiento transformador que ilumina corazones y abre horizontes. El Programa Nacional de Salas de Lectura, impulsado por la Subsecretaría de Cultura en colaboración con las autoridades penitenciarias, se ha convertido en un faro de esperanza para las personas privadas de su libertad. Este esfuerzo, que trasciende lo institucional para convertirse en un auténtico apostolado, demuestra que la cultura, la lectura y la música son herramientas poderosas para sanar, transformar y preparar a los internos para un regreso digno a la sociedad.

Contexto teórico: Control, dominación y resistencia en espacios carcelarios

El filósofo Michel Foucault, en su seminal trabajo Vigilar y castigar, analizó cómo las instituciones penitenciarias funcionan como mecanismos de control social que operan a través de la “administración, clasificación y regulación de los cuerpos” (Foucault, 1975, p. 137). Foucault argumentaba que las cárceles, junto con otras instituciones disciplinarias como escuelas y hospitales, tienen como objetivo controlar los comportamientos de los individuos mediante la reconducción de su energía corporal hacia la funcionalidad social exigida por el sistema.

 Este control se ejerce a través de lo que Foucault denominó “biopoder”: técnicas que buscan controlar a las masas determinando lo que sus cuerpos pueden o no pueden hacer en sociedad (Foucault, 1975). Sin embargo, frente a este panorama de control, emerge la posibilidad de resistencia y transformación. Lo que ocurre en los centros penitenciarios de Colima representa un ejemplo concreto de cómo prácticas culturales pueden subvertir los mecanismos de control carcelario, creando espacios de autonomía y autodeterminación (Wacquant, 2009).

Actividades transformadoras en las cárceles de Colima

El 20 y 21 de agosto, los centros de reinserción social de Tecomán y Colima se llenaron de vida con actividades que combinaron la lectura en voz alta, la narración de cuentos y leyendas, y talleres de composición musical con instrumentos de percusión afrocaribeña. Estas iniciativas, lideradas por el maestro Gabriel Martínez Campos, director del Centro de Cultura Escrita Miguel Ángel Cuervo y enlace del Programa Nacional de Salas de Lectura en el estado, junto con Rogelio Camarillo, no solo rompieron la monotonía del encierro, sino que sembraron semillas de cambio en los corazones de los participantes.

En el Centro de Reinserción Social de Colima, específicamente en el módulo D, dedicado a personas en proceso de desintoxicación, la lectura se alzó como una herramienta de redención. Como destaca la licenciada Virginia Carrillo Trujillo, coordinadora general de Educación y Cultura del centro, “una persona privada de su libertad que lee, se educa, reflexiona y tiene más oportunidades de transformar su vida” (V. Carrillo, comunicación personal, agosto de 2025). En un contexto donde el rezago educativo es una barrera común, la lectura fortalece la comprensión, la ortografía y la comunicación, abriendo puertas hacia la continuación de estudios y mejores oportunidades laborales al recuperar la libertad (Irwin & Owen, 2005). Este enfoque no solo empodera a los internos, sino que les ofrece una nueva narrativa para sus vidas.

Por su parte, en el Reclusorio Preventivo de Tecomán, las actividades se desarrollaron con un entusiasmo contagioso. La licenciada Doris, subdirectora del centro, explica que su población, que está de paso mientras se resuelven sus procesos penales, se beneficia enormemente de estas iniciativas (Doris, comunicación personal, agosto de 2025). Basadas en los cinco ejes de reinserción social de la Ley Nacional de Ejecución Penal —trabajo, capacitación, educación, salud y deporte—, las actividades culturales cumplen con el pilar educativo, promoviendo el desarrollo de habilidades y la reflexión crítica (Ley Nacional de Ejecución Penal, 2016). La coordinación con la licenciada Claudia R. Martínez, directora del reclusorio, y los equipos de seguridad, custodia y técnicos, ha permitido que estas dinámicas se lleven a cabo de manera supervisada y efectiva, con una participación respetuosa y entusiasta por parte de los internos.

La perspectiva de Zygmunt Bauman: Modernidad líquida y exclusión social

El sociólogo Zygmunt Bauman, en su teoría de la modernidad líquida, conceptualiza las cárceles como espacios de exclusión donde se confina a los “desechos humanos” que el sistema consumista no puede absorber (Bauman, 2004, p. 80). Para Bauman, las prisiones representan la máxima expresión de la segregación social, donde los individuos no productivos son apartados de la circulación social. Sin embargo, programas culturales como los implementados en Colima desafían esta lógica de exclusión, creando puentes simbólicos que reconectan a los reclusos con la sociedad mayor (Wacquant, 2009).

El poder sanador de la cultura y la música

El maestro Gabriel Martínez Campos, con su pasión por el arte y la cultura, describe cómo los internos, muchos de ellos marcados por una vida de violencia estructural y desafíos económicos, encuentran en estas actividades un espacio de sanación. “Al principio muestran resistencia, pero poco a poco ganamos su confianza, y al final no quieren que la sesión termine” (G. Martínez, comunicación personal, agosto de 2025).

En los talleres de música, donde los internos exploran ritmos como la cumbia, el hip-hop y las rancheras con instrumentos como tambores, guitarras y güiros, se crea una conexión inmediata. Aunque no son músicos profesionales, el ritmo los envuelve, fortaleciendo su autoestima y fomentando la cohesión comunitaria. Como señala Martínez, estas prácticas no solo son accesibles, sino que permiten a los internos reconocer el valor de la unidad social en su proceso de reinserción.

Erving Goffman: Instituciones totales e identidad personal

El sociólogo Erving Goffman, en su obra Internados: Ensayos sobre la situación social de los enfermos mentales, analizó las instituciones totales como espacios diseñados para fracturar la identidad previa de los individuos y reconstruirla según los intereses institucionales (Goffman, 1961). Goffman describe cómo las prisiones buscan despojar a los internos de su autonomía y capacidad de agencia. Frente a este proceso de “mortificación del yo”, las actividades culturales implementadas en Colima representan un contrapoder que permite a los reclusos reconstruir su identidad más allá del estigma del encarcelamiento, facilitando lo que Goffman denominaría “adaptaciones secundarias”: prácticas que permiten a los internos mantener cierto margen de autonomía dentro de la institución total (Goffman, 1961, p. 55).

Colaboración institucional: La clave del éxito

La colaboración entre las autoridades penitenciarias y los promotores culturales es el corazón de este apostolado. “Si no tuvieran voluntad, no podríamos acceder” (G. Martínez, comunicación personal, agosto de 2025). La apertura de los centros de Colima, Tecomán y Manzanillo durante los últimos tres años destaca esta sinergia. En un entorno donde a menudo predomina el control y la rigidez, la empatía de las autoridades ha permitido que el arte y la cultura se conviertan en aliados de la rehabilitación. Profesionales como médicos, psicólogos, trabajadores sociales y pedagogos complementan estas iniciativas, asegurando que los internos no solo participen, sino que encuentren en ellas un camino hacia la concientización y el crecimiento personal (Irwin & Owen, 2005).

Desafíos estructurales y violencia carcelaria en América Latina

Los esfuerzos de transformación en las cárceles de Colima contrastan fuertemente con el panorama general de violencia carcelaria en América Latina, donde, como señalan Ariza y Tamayo Arboleda (2020), “la violencia física es parte central de la experiencia carcelaria en la región” (p. 45). Los autores documentan cómo en las cárceles latinoamericanas coexisten “la muerte como manifestación extrema de la violencia penitenciaria” con “la dureza cotidiana de las relaciones violentas dentro de los penales, la lesión física y el sometimiento a condiciones infrahumanas de reclusión” (Ariza & Tamayo Arboleda, 2020, p. 47). Frente a esta realidad, las iniciativas culturales en Colima representan un modelo alternativo que desafía la lógica de la violencia estructural. Como señala Sánchez-Vega (2021), “muy pocos países en América Latina y el Caribe contemplan en sus planes de trabajo a la población que tiene en sitios de aislamiento, en la atención a sus problemas de socialización y de criminalidad” (p. 112). En este contexto, el programa colimense destaca como una excepción esperanzadora.

Conclusiones: Hacia un nuevo modelo de reinserción social

Este apostolado cultural no solo transforma a los internos, sino que también desafía los estigmas que pesan sobre ellos. Como subraya Martínez, muchos son víctimas de una violencia estructural, atrapados en un ciclo de desigualdad y marginación (G. Martínez, comunicación personal, agosto de 2025). La lectura y la música les ofrecen una vía para sanar, reconectar con su creatividad y soñar con un futuro diferente. Cada libro abierto, cada nota tocada, cada historia compartida es un paso hacia la redención, un recordatorio de que la libertad del pensamiento y el sentimiento no conoce rejas.

La Subsecretaría de Cultura, a través del Programa Nacional de Salas de Lectura, merece un aplauso por su compromiso con esta labor. En un mundo donde la cultura a menudo se percibe como un lujo, este programa demuestra que es un derecho fundamental y una herramienta de cambio. En Colima y Tecomán, la lectura y el arte están tejiendo un tapiz de esperanza, demostrando que incluso en los lugares más desafiantes, la cultura puede ser un puente hacia la redención y la reinserción.

Que este apostolado siga floreciendo, llevando luz a quienes más la necesitan y recordándonos que la transformación comienza con una página, una nota, un momento de conexión humana. Por un futuro donde la cultura sea la llave de la libertad.

Referencias

-Ariza, L. J., & Tamayo Arboleda, J. (2020). Violencia carcelaria en América Latina: Una revisión de los factores estructurales y relacionales. Revista de Estudios Sociales, (73), 42-58. https://doi.org/10.7440/res73.2020.04

-Bauman, Z. (2004). Wasted lives: Modernity and its outcasts. Polity Press.

Foucault, M. (1975). Vigilar y castigar: Nacimiento de la prisión. Siglo XXI Editores.

-Goffman, E. (1961). Asylums: Essays on the social situation of mental patients and other inmates. Anchor Books.

-Irwin, J., & Owen, B. (2005). The jails: A critical view of the American jail system. Westview Press.

-Ley Nacional de Ejecución Penal, Pub. L. No. 2016, Diario Oficial de la Federación (México). (2016). http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LNEP_160616.pdf

-Sánchez-Vega, J. (2021). Aislamiento penitenciario y sus efectos en la socialización de los reclusos en América Latina. Criminología y Sociedad, 12(2), 105-120.

-Wacquant, L. (2009). Castigar a los pobres: El gobierno de la inseguridad en la era neoliberal. Anagrama.

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

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