Por *Mtra. Ruth Holtz
A lo largo de la vida podemos ir experimentando muchas pérdidas. El hecho es que la vida sigue su curso, si aceptamos alegremente el cambio que conllevaron nuestras pérdidas, entonces cosecharemos un estado de autonomía y libertad sin precedentes.
Definir qué es una pérdida es complicado. Perdemos desde nuestra infancia y obtenemos un cuerpo nuevo que se va transformando de bebé, niño, adolescente, adulto… dejar cada etapa es una pérdida. Que una relación no funcione, que se termine, que nos decepcione, que perdamos a alguien porque muera, son pérdidas. Esperábamos tener una madre, una familia, un padre, un hermano o una tía, ese novio, la esposa, el abuelo, en fin. La inesperada ruptura de una relación y encontrarnos sin ella es una pérdida de las más dolorosas. Y aun así, superándola, pasado el tiempo, no sin perder del todo la tristeza, algo se vuelve más fuerte en nuestro interior, más resignado si lo asimilamos bien.
Pérdida es también la que se vive cuando se mueren seres queridos, cuando los hijos crecen y se van, cuando pierdes el trabajo o cuando el amor se va. Todo cuanto creímos que estaría allí siempre y sería puntual y deja de serlo lo vivimos como una pérdida.
Las pérdidas nos arrancan cachos de uno mismo, pero si las puedes “metabolizar” te colocan en un lugar distinto. Es como si de tanto perder dejas de aferrarte y aceptas solemnemente que las cosas vengan y se vayan sin que te hagan crisis. Saber menguarse y luego volverse a llenar para volver a vaciarse, en el vaivén de la vida, también es saber vivir las pérdidas. Es llorarlas, enojarse o simplemente aceptar sin resistencia, pero dejando ir. Es la clave de reconocer que estás por encima de todo lo que crees que te sostiene, te define, te ata o te mantiene estable. Es tener el poder de estar por encima de lo que dependías para tener poder. Es irónico pero las pérdidas adecuadamente aceptadas y digeridas nos “empoderan”.
En la psicoterapia lo que procuramos es llevar a la persona, desde su propia forma de ver las cosas, hasta “soltar” las pérdidas, dejar atrás el pasado, superar el círculo de repetición inconsciente hacia la aceptación y el crear un proyecto de vida libre de compromisos con tu pasado que no sean vigentes y benéficos para ti hoy. Dejar atrás es aceptar la pérdida, de hacerlo de otro modo, de corregir nuestros errores, de recuperar el amor.
De lo que se trata al explorar nuestra vida es de aceptar, resignar y dejar ir. En ese proceso, el poder perder y seguir adelante con lo que ahora me compromete y me conmueve es madurez y lleva a la libertad, a la autonomía y a la seguridad en uno mismo. Además toda pérdida deja una huella, un regalo, un aprendizaje, “un dulce fruto de la adversidad”.
* Tels. 312 330 72 54 / 312 154 19 40 Correo: biopsico@yahoo.com.mx
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