Por Ruth Holtz*
Algunas personas presentan una angustia de separación muy grande. Les cuesta mucho separarse de las personas que aman o que son importantes en el cuidado de su persona. Suelen ser personas muy dependientes. Necesitan estar garantizándose continuamente a sí mismas que son amadas y con mucha frecuencia no toleran la soledad al grado de que a todos lados tienen que ir con alguien si no, no van. Y no tanto porque tengan miedo, pues las hay que van con alguien pegado por miedo a que les suceda algo o sufran algún tipo de accidente o contratiempo. No es este el caso. Más bien requieren la presencia constante de alguien que las acompañe y las atienda. Son personas que presentan una angustia de separación muy intensa, es decir no son capaces de tolerar que las personas importantes se distancien de ellas y tienen miedo a que no regresen, las dejen de amar o las abandonen. Consideran las separaciones sus más grandes dolores. Y en efecto, con mucha frecuencia son personas que vivieron un abandono importante o radical en su primera infancia. Algunas posibilidades pueden ser la de la prematura separación del bebé de la madre por problemas de nacimiento o porque la madre tuvo complicaciones de salud o porque muy pronto se reintegró a su vida laboral. Si la madre presenta una depresión severa que la lleva a atender a su bebé en un estado de ausencia emocional y afectiva. También puede ocurrir por accidentes como el que se perdiera en el super o en algún lugar público. Algunas personas suelen confiarse a que está pequeño(a), o está dormido(a) y no se da cuenta y salen fuera y el niño(a) se despierta y vive momentos de angustia porque no hay nadie. A veces las experiencias son abandonos reales como quienes dejan a sus hijos con los abuelos y se ausentan a hacer su vida por largos periodos o definitivamente. Asimismo los niños dados en adopción que siempre tendrán en su interior la interrogante de ¿por qué mis padres biológicos no me quisieron conservar?, así como la sostenida ausencia de progenitores víctimas de la droga, del alcohol o de sus relaciones sexuales-maritales con sus parejas de ese momento. En otras ocasiones puede ser menos grave como el que la madre tarde buen tiempo en atender a las necesidades de su bebé y lo dejé llorando demasiado tiempo y esto lo lleve a cabo de manera constante y evidentemente en un desinterés afectivo por el infante.
Son los periodos razonables de separación con el feliz retorno garantizado los que favorecen la constitución de una buena tolerancia a la separación y a la frustración de la satisfacción de necesidades primarias. Pero cuando no hay garantía y hay incertidumbre ante el regreso de mamá se instala el miedo al abandono, más aún si ello ocurre realmente como en las posibilidades antes señaladas. Un tratamiento psicoterapéutico puede ayudar a manejarlo.
Psicoterapeuta. Teléfonos: 312 330 72 54 / 312 154 19 40 | Correo: biopsico@yahoo.com.mx
Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

