Por Zeydel Bernal
Creo que fue en 1997 la ocasión más reciente en que el municipio de Colima celebró un concurso de poesía, juegos florales de emisión única, cuyo ganador fue el querido poeta Jorge Vega Aguayo.
A partir de este 2025, gracias a la iniciativa y el empeño luminoso de un colectivo de mujeres que compartieron servicio público, vida y admiración por la también poeta Griselda Álvarez Ponce de León -en colaboración con el Ayuntamiento de Colima y nuestra honrosa Universidad de Colima- contaremos con un Festival que lleva el nombre de la primera gobernadora del país.
Escribo, pues, para celebrar el impulso que esto nos brinda a los creadores y a la cultura, aquí, en la tierra donde respiramos junto a quienes amamos. Más aún ahora, cuando nos sabemos tan vulnerables y necesitados de oportunidades de crecimiento y apoyo en cada ámbito de la existencia, con el anhelo de sembrar esperanza en nuestra realidad tan dolida.
Ya lo anticipó el escritor Juan Villoro: “Es más fácil ser un buen escritor que una buena persona”. Y es que comunicar con las palabras justas lo que sentimos y necesitamos decir es en extremo complicado, pues no existe en el mundo nadie igual a nosotros y nuestras experiencias… “si me dijeran con qué palabras nace la luz”.
Aun así, escribo para agradecer la suma de voluntades y esfuerzos que dan vida a nuestro Festival “Griselda Álvarez Ponce de León”. Lo hago como un albañil, ese artista de maravillosa humildad que elige y acomoda ladrillos, del mismo modo en que los poetas disponemos palabras, para erigir edificios que deseamos sean habitados por lectores.
Agradezco, entonces, que tendremos trabajo y la posibilidad de conocer a otros escritores, técnicas, galaxias interiores. Y con fortuna, tal vez alguno de nosotros conquiste algún día este mismo reconocimiento. Felicito a los galardonados de esta emisión: en ustedes reconozco la soledad ardiente de la creación y el coraje de quienes la enfrentan en la escritura, como nos lo recordó la filósofa y poeta española María Zambrano. Veo en su triunfo mi propio sueño: que seamos miles los reunidos en lecturas y foros, para escucharnos, fundar comunidad y reconocernos más humanos, más hermanos.
Finalmente, porque ni siquiera la inteligencia artificial puede rozar la perfección, me disculpo: seguramente no he logrado transmitirles con suficiente hondura la importancia que este Festival, sus gestores, auspiciadores, convocatorias y ganadores tienen para mí.
Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

