Por Rogelio Camarillo Carrillo
La Guerra Cristera (1926-1929) es uno de los episodios más dramáticos y menos estudiados regionalmente de la historia mexicana del siglo XX. Aunque Colima no fue escenario de grandes batallas campales como Jalisco, Michoacán o los Altos de Jalisco, el conflicto tuvo una presencia intensa en el estado: fuerte oposición popular al gobierno, actividad cristera significativa (sobre todo en las zonas rurales y en las faldas del Volcán de Colima) y un clima de tensión permanente que desmiente la imagen tradicional de “paz colimense”.
Francisco Solórzano Béjar: el gobernador del callismo en Colima
Durante el periodo álgido de la Cristiada (1926-1929), el principal gobernador de Colima fue *Francisco Solórzano Béjar* (1925-1929, con breves interrupciones formales). Aunque la inestabilidad posrevolucionaria produjo varios gobernadores interinos y provisionales, Solórzano Béjar fue la figura central y la que ejerció el mando efectivo durante casi toda la guerra.
Leal al presidente Plutarco Elías Calles, Solórzano tuvo que implementar con rigor las medidas anticlericales federales: cierre de templos, expulsión de sacerdotes extranjeros, reducción drástica del número de sacerdotes autorizados y vigilancia estricta del culto. Estas disposiciones, aplicadas sin titubeos, generaron un profundo descontento que alimentó directamente el movimiento cristero en el estado (Meyer, 2009; Archivo Histórico del Arzobispado de Colima, 1926-1929).
A diferencia de la imagen que a veces se proyecta de Colima como un “oasis de paz”, bajo el gobierno de Solórzano Béjar existió una intensa actividad de grupos cristeros, especialmente en los municipios de la zona volcánica (Cuauhtémoc, Comala, Minatitlán) y en la sierra de Manzanillo-Coalcomán. Bandas como las de Pedro Quintanar (el Tigre de Cuauhtémoc) y otros jefes locales mantuvieron enfrentamientos frecuentes con las fuerzas federales y los agraristas oficialistas (Ceballos Ramírez, 1991).
Represión preventiva y cooptación agraria
Solórzano Béjar combinó dos estrategias para contener la rebelión:
1. Represión preventiva: red de espionaje, detenciones masivas de laicos católicos, confiscación de armas y destierro de sospechosos.
2. Cooptación agraria: Colima fue uno de los estados con mayor reparto de tierras per cápita durante el sexenio callista. El gobernador utilizó el ejido como herramienta para comprar lealtades campesinas y contrarrestar la influencia de los hacendados católicos (Gledhill, 1991).
Esta combinación logró que la rebelión no alcanzara la escala de los estados vecinos, pero no eliminó la resistencia: misas clandestinas, boicots económicos y enfrentamientos esporádicos fueron constantes.
Resistencia civil y martirio
Un ejemplo emblemático es el del padre José Pilar Villaseñor, párroco de Villa de Álvarez, ejecutado en 1927 por celebrar misas clandestinas (Chávez, 2003). En la sierra, decenas de laicos y algunos sacerdotes colimenses se integraron a las filas cristeras de Jalisco y Michoacán.
Conclusión: una gobernanza eficaz, pero a costa de la libertad religiosa
El gobierno de Francisco Solórzano Béjar logró mantener a Colima bajo control callista mediante represión, cooptación y lealtad inquebrantable al centro. El precio fue alto: persecución sistemática de la Iglesia y la imposición de un modelo autoritario que sentó las bases del posterior dominio priista en la entidad.
Lejos de ser un estado “poco religioso” o “progresista por naturaleza”, Colima vivió durante la Cristiada una lucha intensa, aunque más silenciosa y dispersa que en otros lugares. Su historia desmiente el mito de la paz absoluta y muestra que la ausencia de grandes batallas no equivale a ausencia de conflicto ni de heroísmo.
El centenario de la Cristiada en Colima: una conmemoración que reivindica la memoria
Colima está conmemorando el centenario de la Guerra Cristera con una serie de eventos, no un “festejo” como tal, sino una conmemoración histórica y cultural. La guerra comenzó oficialmente en 1926, por lo que el centenario se cumple en 2026, pero las actividades conmemorativas han comenzado desde finales de 2025.
Eventos de conmemoración
– Peregrinaciones: El primer evento importante fue la peregrinación que salió del templo del Señor de la Expiración, en Lo de Villa (Colima), con destino a Caucentla, Jalisco, siguiendo una de las rutas históricas que usaron los cristeros.
– Colaboración regional: Las conmemoraciones involucran a dos estados (Colima y Jalisco), tres diócesis (Colima, Autlán y Ciudad Guzmán) y doce municipios.
– Construcción de monumentos: Se planea erigir un monumento en Caucentla con los nombres de los participantes de la gesta cristera.
– Eventos culturales e históricos: Organizados por el Comité Ciudadano Pro Conmemoración de los Cien Años de la Cristiada y la Diócesis de Colima, buscan recordar, analizar y unir a la comunidad en torno a este capítulo decisivo de la historia regional.
Estas actividades tienen como objetivo rescatar del olvido la lucha de miles de colimenses que, en la sierra y en la clandestinidad, defendieron su fe con el grito de ¡Viva Cristo Rey!
Referencias
– Ceballos Ramírez, M. (1991). El catolicismo social en Colima (1910-1940). El Colegio de Michoacán.
– Chávez, J. M. (2003). La Cristiada en Colima: los mártires de 1927. Arquidiócesis de Guadalajara.
– Gledhill, J. (1991). Casi casi pueblo: Agrarian reform and political clientelism in Colima. University of Texas Press.
– Meyer, J. (2009). La cristiada: Tomo 2. La guerra de los cristeros. Siglo XXI Editores.
– Archivo General de la Nación (AGN). Fondo Dirección General de Gobierno, sección Gobernación, cajas 1926-1929.
– Archivo Histórico del Arzobispado de Colima (AHAC). Correspondencia 1926-1929.
– Diócesis de Colima. (2025, 31 de julio). Diócesis de Colima conmemorará el centenario de la gesta Cristera. El Comentario.
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