Por María M.Mur
Si uno entierra las manos en Anakena, la playa paradisíaca más famosa de la chilena Isla de Pascua, sacará fina arena blanca, pero también un buen puñado de microplásticos: la contaminación por plásticos es una plaga en este recóndito territorio en medio del Océano Pacífico, que ha emprendido una cruzada global para concienciar al mundo.
Un estudio de la Universidad Católica del Norte de Chile calculó que cada año llegan 4.4 millones de objetos de basura a las costas de Rapa Nui, nombre indígena con el que se conoce a esta isla, de 163.6 kilómetros cuadrados y famosa en el mundo entero por sus milenarias esculturas con forma humanoide, los moais.
Neumáticos, maderas, restos de redes de pesca, botellas, envases, latas o cuerdas de nylon de embarcaciones pesqueras ensucian a diario sus bellas costas. Muchos llegan enteros, pero otros plásticos se fragmentan en infinidad de pedazos por los años expuestos al oleaje y al sol.
“No somos productores de macro y microplásticos, somos receptores de lo que producen países ribereños tanto en Norte, Centro y Suramérica como en Asia”, dice a EFE Pedro Edmunds, alcalde de Rapa Nui.
Alianza Internacional
Ubicada a 3,700 kilómetros de las costas chilenas y poseedora del área marina protegida más amplia de Latinoamérica, Isla de Pascua se encuentra en el llamada Giro Oceánico Pacífico Sur, un sistema de corrientes circulares que la expone directamente a 2 grandes masas de plástico flotante que circulan por el océano.
“Nuestras playas presentan 50 veces más concentración de microplásticos que las playas de Chile continental”, lamenta el edil.
Edmunds, quien lleva en el cargo 2 décadas y ha visto cómo en estos años “el plástico se ha comido la isla”, pidió el pasado julio en el foro High Level Political Forum, en la sede de Naciones Unidas, crear una alianza internacional para combatir la contaminación por plásticos en los océanos.
Su objetivo es reunir en Rapa Nui en 2024 a los líderes de la Polinesia y hacer un llamado a los países de la cuenca del Pacífico para que “paren de echarle basura plástica a los ríos porque estos la llevan a los océanos y los océanos a su vez nos la traen a nosotros”.
Según ONU Medio Ambiente, cada año llegan a los mares unos 11 millones de toneladas de residuos plásticos, una cifra que podría triplicarse de aquí a 2040 y devastar los ecosistemas locales.
La Universidad Católica del Norte detectó que entre un 20 y 80% de los peces y aves de Rapa Nui presentan en su estómago microplásticos.
Limpiezas de playas comunitarias
Mientras se concreta la alianza internacional, Rapa Nui se concentra en combatir la plaga plástica día a día, con limpiezas costeras semanales en las que participa la Municipalidad, la Armada, estudiantes y voluntarios.
Uko Tongariki, director de Turismo de la isla, explica a EFE que durante los 2 años que Rapa Nui estuvo cerrada por la pandemia sus 8 mil habitantes escudriñaron los roqueríos en busca de basura.
Entre 2020 y 2022 recolectaron 11 toneladas de basura y en lo que va de año ya han juntado 1,084 kilos.
“Nosotros nos dedicamos al turismo y estuvimos 2 años sin poder ofrecer nuestros servicios”, indica Tongoraki.
Los desechos se separan y se envían a la planta de Orito, en las afueras de Hanga Roa, capital de Rapa Nui, donde las latas y los plásticos se prensan y son convertidos en fardos transportables.
Un aliado en esta lucha mancomunada es la aerolínea Latam, la única que opera en la isla y que recientemente ha firmado un convenio para aumentar la cantidad de residuos se lleva en sus vuelos para ser reciclados en Chile continental.
“Nuestro convenio hoy en día es traer de vuelta al continente 300 toneladas al año, más o menos una tonelada de residuos al día”, subraya a EFE el gerente general de la aerolínea, Roberto Alvo.
Desde la Municipalidad de la isla, también impulsaron en pandemia un proyecto de reciclado textil, con el reutilizan ropa -hasta agosto recibieron casi 9 toneladas- y la distribuyen entre los habitantes de la isla.
“O nos pagan por recibir la basura o paran de botarla al mar, pero hay que actuar ya”, concluye el alcalde frente a los majestuosos moais de la playa Anakena.
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