Melina Jiménez Deniz, egresada de la Licenciatura en Matemáticas de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Colima y ahora estudiante de posgrado en la Universidad Estatal de Michigan (MSU), Estados Unidos, relató en una entrevista cómo su gusto por las matemáticas la mantiene feliz y enfocada en crear nuevos conocimientos.
Egresada del Bachillerato 4 y después de la Facultad de Ciencias, en 2021, Melina Jiménez aseguró que vale la pena el choque cultural, ser migrante en una ciudad con pocos latinos y los largos seis meses de invierno, a cambio de dedicarse a lo que más le gusta.
Recordó que gracias a que asistió a un taller de ciencia para mujeres que en los últimos años organiza la Facultad de Ciencias, supo que los matemáticos existían y definió que a eso quería dedicarse. Durante la carrera, dijo, aprendió lo que debía saber para hacer Matemáticas bajo la asesoría y formación de sus profesores, profesoras y asesores.
En la actualidad, Jiménez Deniz se dedica a leer y estudiar matemáticas, a resolver problemas, leer artículos de investigación o trabajar con código, actividades que realiza en la computadora. También es asistente de un profesor, a quien apoya a impartir clases de álgebra lineal en nivel licenciatura a jóvenes de Matemáticas, Física y Ciencias de la Computación, todas en inglés.
Además, revisa tareas, asiste a reuniones grupales como estudiante del doctorado y se dedica al análisis numérico aplicado a ecuaciones diferenciales parciales. Compartió que también recibe un sueldo por el trabajo con el profesor y que eso le permite vivir y comprar lo que necesita, pues renta una casa junto con una persona de El Salvador. Usa el transporte público para ir a la universidad y tiene un grupo de amigos con los que siempre hay algo nuevo que hacer.
A 2 años de haber terminado su carrera en la Universidad de Colima, reconoció la gran responsabilidad que es impartir clases y lo asume desde una perspectiva diferente: “Imparto mis clases como a mí me hubiera gustado recibirlas y las explico como a mí me hubiera gustado que me explicaran; me gusta mucho hablar sobre Matemáticas, me permite empatizar con estos estudiantes de otros lados del Mundo y lo disfruto mucho”.
Sobre ser mujer en una disciplina que muy pocas mujeres eligen, expresó que es difícil visualizarse como una matemática porque los profesores, en su mayoría, son varones, “lo que hace difícil tener ejemplos femeninos a seguir cuando se inicia una en esta área”.
Además, explicó que su área de interés son las ecuaciones diferenciales parciales, las cuales se emplean para estudiar un fenómeno físico como el del comportamiento de un líquido, gas o plasma. Le llama la atención usar ideas abstractas para describir algo que pasa en la naturaleza.
“Creo métodos o algoritmos para aproximar soluciones a ecuaciones diferenciales parciales, y así describir las cosas con mayor precisión (comportamiento de los fluidos gas, plasma), conocido como análisis numérico aplicado a ecuaciones diferenciales parciales”, describió. Como ejemplo, dijo, “Si tengo una botella de agua sé mis condiciones iniciales, como posición y velocidad de cada partícula en un cierto tiempo; en este caso, me interesa saber cómo cambiará cada una si la muevo, por lo que registro una nueva velocidad y una nueva posición. Hacemos esto en la computadora: calcular la nueva posición de cada partícula en el tiempo”.
Reconoció que estudiar y trabajar en un lugar lejano es difícil: “Se suele romantizar vivir en el extranjero y conocer personas de otros países, pero es muy difícil ser migrante debido a aspectos culturales que son diferentes”. Entre éstos, señaló que los habitantes no acostumbran saludar y que la hora de la comida no es tan importante para ellos. Para ella, un gran shock cultural fue saber que la gente de la ciudad donde vive ahora pasa seis meses bajo techo los días congelados.
Lo que sí le resultó muy duro, siendo originaria de Colima, donde todo el año hay sol, es el largo invierno: “No puedes pasarte todo el tiempo viendo películas o dentro de casa como acostumbraba; me ha costado mucho controlarlo porque es algo fisiológico, pero debo hacerlo porque es importante mantener una salud mental sana”, dijo.
Para esto, compartió, “lo más importante es tener una rutina y, aunque esté nublado todo el día, encontrar la manera de activarse e irse a trabajar”. Dijo que la MSU tiene apoyo terapéutico y psicológico, lo que proporciona herramientas para sentirse mejor.
Por último, a los jóvenes que están por elegir a qué dedicarse, les recomendó hacer un plan de vida sin presionarse ni estresarse demasiado, pues cree que los planes pueden cambiar y, aunque reconoce que supo lo que quería hacer y se encuentra feliz con su decisión, le ha sido difícil y debe evaluar cada cierto tiempo si quiere mantenerse así. Sin embargo estar en Michigan, cerca de la frontera con Canadá, le ha dado muchas oportunidades y ha hecho cosas que no hubiera podido hacer en Colima.