Por Lorenzo Castro E.
El periodista argentino Andrés Oppenheimer hizo un análisis social y político para descifrar dónde pueden estar las claves de la felicidad, ello en momentos en que surgen populismos de todo tipo como resultado de una ola de descontento que recorre el planeta.
“Hay que insistir en el crecimiento económico, en la lucha contra el populismo y la corrupción, pero a ello tenemos que añadir el combate contra el descontento”, señaló Oppenheimer en una entrevista con EFE con motivo de Cómo salir del pozo, su más reciente publicación y que presentará este martes en la Feria del Libro de Miami.
La explosión social vivida en 2019 en Chile, país en ese momento con la mayor tasa de crecimiento económico de América Latina, fue el punto de partida del conductor del programa “Oppenheimer presenta” de CNN en Español, para investigar las razones que explican los índices récord de insatisfacción no solo en esa región sino en todo el planeta.
En su libro, el autor saca a colación una encuesta anual sobre la felicidad y las emociones hecha por la firma Gallup en 137 países, y que en 2022 halló que el índice de personas que se declararon enojadas o estresadas es de 33%, un aumento considerable respecto al 24% de 2006.
“Existe un creciente aumento de la infelicidad en los últimos años”, recalcó el periodista, que a raíz de este panorama, paradójicamente en momentos de grandes avances sociales y científicos, se lanzó a recorrer el mundo para indagar qué factores sociales menoscaban la felicidad comunitaria y qué políticas gubernamentales la fomentan.
Y descubrió por ejemplo que en India hay programas oficiales para enseñar a los niños a ser más felices, que incluyen clases de meditación y sesiones para mejorar la tolerancia al fracaso, éstas últimas basadas en casos de la vida real como el de la estrella del fútbol Lionel Messi.
Halló también que la organización Step Up Nigeria organiza sesiones que enseñan a los menores como combatir la corrupción, uno de los mayores problemas de esa nación africana, y que en el Reino Unido desde hace diez años miden la felicidad con preguntas durante el censo, lo que les permite elaborar luego iniciativas perfiladas.
Felicidad y alegría no son lo mismo
En Cómo salir del pozo, Oppenheimer diferencia entre la alegría, algo temporal, y lo que denomina la “satisfacción de vida”, la cual va de la mano de un trabajo digno, ahorros financieros, y el vivir en democracia y lejos de la corrupción.
“La alegría es un fenómeno pasajero, la satisfacción de vida es mucho más duradera”, recalca el periodista sobre una variable en la que son líderes países nórdicos como Finlandia, nación que además tiene la tasa de suicidios más baja respecto a la media europea.
En el estudio de Gallup, los países más felices del mundo (desde la perspectiva de la satisfacción de vida) son precisamente Finlandia, Dinamarca e Islandia, que repiten en las primeras posiciones desde hace años, mientras que Estados Unidos se ubica en el puesto 15 y España en el 32.
“No es casualidad que los países más desastrosos en lo económico y corruptos como Venezuela estén en los últimos puestos”, manifestó Oppenheimer, que recalca que Cuba no forma parte de este estudio porque no permite el ingreso de los encuestadores de Gallup.
En la persecución de la felicidad juegan los avances tecnológicos, para lo bueno y lo malo, como matiza el periodista, que saca a colación la adicción a las redes sociales, que ha suscitado “un enorme problema de depresión juvenil en todo el mundo”.
Un desarrollo tecnológico que por otro lado tiene un aporte positivo, como es la posibilidad de, gracias a la ingeniería de datos, encontrar “focos de descontento” para desarrollar políticas públicas focalizadas, así como abordar la ola de soledad entre los adultos mayores.
Los anteriores son problemas, alerta el autor, que “se traducen en enfermedad, costes hospitalarios, muertes y una mala onda colectiva que nos afecta a todos”.
¿Cuál es la receta para salir del pozo de la infelicidad? El periodista parte de una premisa básica como es el crecimiento de la economía, y en ello critica casos como el del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien ha “relativizado” su incumplida promesa de un crecimiento del 4% anual con un supuesto “aumento de la felicidad” en el país.
Vivir en democracia y combatir la corrupción son otras columnas imprescindibles a partir de las cuales se pueden elaborar políticas públicas de cara al aumento de la felicidad, agregó.
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