Por Juan Verano
Cuando uno pasea por Mar del Plata, uno de los principales destinos turísticos en Argentina, no puede evitar pensar en que esta ciudad atlántica es el lugar natal del músico Astor Piazzolla, del periodista Jorge Lanata, de la cantante Chenoa, del tenista Guillermo Vilas o del futbolista Emiliano Dibu Martínez.
“Su estatura”. Eso fue lo que más sorprendió al veterano Roberto Cacho Gonzalo que se precia, durante una entrevista con EFE, de ser el descubridor del marplatense, portero del Aston Villa inglés desde 2020, de la selección argentina campeona en el Mundial de Catar 2022 y, según la FIFA, el mejor arquero del planeta.
El Dibu pasó por varios equipos de Mar del Plata (General Urquiza, Club Talleres y San Isidro) antes de dar el salto al futbol inglés, al que lleva vinculado toda su carrera. En todos probó suerte algunos meses durante su adolescencia y destacó por su actitud.
Cacho, que entrenó al Dibu en Talleres, recuerda que al principio su posición predilecta era en el centro del campo, aunque otros que lo vieron en sus comienzos sostienen que donde mejor se desenvolvía era en la delantera.
“A la portería llegó por casualidad”, asegura Roberto Etcheverrigaray el Francés, que no dirigió nunca al campeón, pero si formaba parte del General Urquiza a principios de la primera década del siglo XXI, cuando el Dibu, nacido en 1992, daba sus primeros pasos futbolísticos.
“Uno no mira los partidos del Dibu con el Aston Villa”, reconoce Etcheverrigaray, que cree que el portero se duplica cuando juega con la camiseta de la Selección de Argentina.
Cuando le pregunta EFE, Gonzalo -que antes de descubrir a Martínez ya había llevado a Buenos Aires a otros célebres balompedistas marplatenses como Ariel El Burrito Ortega- destaca “la personalidad” del arquero.
“Yo he visto de todo, he visto a jugadores perderse, y creo que el Dibu es la imagen del jugador de fútbol y de la perseverancia”, dice orgulloso.
A sus 80 años, el que fue principal aliado en la línea defensiva del legendario portero Hugo Gatti en el Gimnasia y Esgrima de La Plata, recuerda que el Dibu comenzó en el futbol junto a su hermano mayor Alejandro.
Tras comprobar su potencial y su disposición a competir, Gonzalo llevó a Martínez a probar en las categorías infantiles de los 2 principales clubes del país, River Plate y Boca Juniors.
El Dibu no cuajó en ninguno de ellos, pero finalmente pudo hacerse con un sitio en la cantera de Independiente, otro de los equipos más notables del país suramericano, aunque pronto se trasladó a Inglaterra.
“Hay que tener valor”, considera Cacho, que cree que para tener éxito en el mundo del futbol es necesario hacer sacrificios, algo que cree que el Dibu estuvo dispuesto a afrontar cuando abandonó su país.
Más de una década después, aquel chico de Mar del Plata que destacaba por su extraordinario tamaño y su seriedad, protagonizó una de las actuaciones más memorables de la actual campeona del mundo en la cita catarí.
Para el recuerdo quedará su pierna, que detuvo el tiro del delantero francés Randal Kolo Muani en el minuto 122 de la prórroga de la final del Mundial.
“Paró la jugada y nuestro corazón”, ironiza Cacho, que prefiere no referirse a la muy comentada celebración del título que hizo el jugador, acercándose el trofeo a la entrepierna.
Martínez también mostró efectividad y entereza en la línea de penaltis durante la cita mundialista, lo que le permitió consolidarse como el arquero de la Albiceleste que capitanea el que, para muchos, es el mejor jugador de la historia del fútbol, Lionel Messi.
Precisamente, una instantánea del Dibu deteniendo un penalti bajo un gigantesco arco de hormigón es el monumento que las autoridades locales de Mar del Plata han instalado en el centro de la ciudad.
En los próximos meses, la ciudad costera prevé instalar una estatua del Dibu en algún punto del paseo marítimo.
Pero los homenajes al arquero, que le brindó el título mundial a sus paisanos en un acto multitudinario, se suceden en diversos puntos de la ciudad, como en la sede del General Urquiza, donde jugó durante más de un año.
En las paredes de esta institución marplatense, que también vio pasar por sus filas a la integrante de la selección femenina Milagros Menéndez, puede verse ahora un mural del Dibu levantando la Copa del Mundo, hazaña reservada a un selecto grupo de porteros.
Quien fue coronado el pasado 30 de octubre por la FIFA como el mejor jugador del mundo en su posición, aquel “chico callado y observador que tomaba mate” sigue presente en la ciudad costera argentina, conocida como La Feliz.
Lo que es seguro es que sus vecinos siguen sonriendo cuando recuerdan aquel pie que levantó a todo un país y que ya figura, junto a la mano de Dios de Maradona, en los manuales de anatomía del futbol argentino.
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