México registra más de 7,500 nuevos casos de cáncer de pulmón y 7 mil muertes por este mal cada año, alertaron expertos en el marco del Día Mundial contra el Cáncer de Pulmón, con base en datos de la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
De hecho, el de pulmón es el quinto tipo de cáncer con mayor mortalidad, advirtió un comunicado de la biotecnológica Amgen.
Entre los diferentes factores de riesgo para el desarrollo de cáncer de pulmón, el boletín resaltó el tabaquismo, pero también otros como la aspiración de asbesto, la exposición prolongada a la contaminación atmosférica elevada y al humo de leña.
Precisamente, añadió el documento, este último factor está presente en el 16% de los hogares mexicanos, donde el 35% de los casos se presentan en mujeres, así como la manipulación de arsénico, que se da en gran medida para la fabricación de pirotecnia, un ofició en algunas comunidades mexicanas.
Además, existe un factor genético, ya que las personas con un familiar directo con cáncer de pulmón tienen un mayor riesgo de desarrollar esta enfermedad.
“Se pueden disminuir los factores de riesgo llevando un estilo de vida saludable, evitar el consumo de tabaco y ser fumador pasivo, reduciendo o evitando la exposición al humo de leña, además de mantener una dieta rica en frutas y vegetales y, por supuesto, ejercitándose constantemente”, indicó el director médico de Amgen México, Max Saráchaga,
Ni signos ni síntomas en etapas tempranas
El médico advirtió que esta neoplasia, en general, no produce signos ni síntomas en los estadios más tempranos.
Cuando la enfermedad está avanzada, pueden incluir una tos persistente, tos con sangre, falta de aire, dolor en el pecho, ronquera, pérdida de peso, dolor en huesos y dolor de cabeza.
Amgen comentó que, para diagnosticar el cáncer de pulmón en etapas iniciales, debe practicarse una tomografía de tórax para identificar irregularidades en los pulmones.
La empresa explicó que los biomarcadores son moléculas biológicas encontradas en la sangre, fluidos o tejido que arrojan información sobre el funcionamiento de las células, la evolución del tumor, y ayudan a predecir la posible respuesta de un tumor ante un plan de tratamiento específico o la falta de respuesta de éste.
“Actualmente tenemos la oportunidad de analizar los tumores desde su composición genética y esto nos brinda la oportunidad de ofrecer nuevas opciones de tratamiento a las personas que antes no las tenían”, explicó Saráchaga.