“Magia, maravilla y alegría” es el lema elegido este año por la Casa Blanca para celebrar la Navidad y tratar de endulzar un momento convulso a nivel internacional y en el que la popularidad del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aspirante a la reelección, no pasa por su mejor momento.
Más de 350 velas, 33,900 adornos, 22,100 campanas y 98 árboles de Navidad decoran desde este lunes los salones de la residencia presidencial como parte de una tradición con varias décadas de historia. En un acto público, la primera dama, Jill Biden, será la encargada de inaugurar la temporada navideña.
El tema de este año, apuntaron los Biden en una carta escrita para conmemorar el momento, está inspirado en “cómo los niños experimentan esta temporada festiva”: “Con los sentidos encendidos, con el corazón abierto a la magia, la maravilla y la alegría de las fiestas”.
Soldaditos de plomo, bailarinas de ballet, hadas, ratones y bastoncillos de caramelo decoran los pasillos, la librería y salones como el comedor de estado, entremezclados con los retratos que cuelgan de las paredes de los 46 presidentes y sus primeras damas.
En un viaje de luces, lazos y paquetes rojos, pueblos nevados y colores pastel, los Biden quieren “alentar a los visitantes a reflexionar sobre esta época del año con el corazón abierto a la magia, las maravillas y la alegría de la temporada”.
“En esta temporada de reflexión y buena voluntad, esperamos que abraces a tu niño interior y disfrutes simplemente de estar presente con tus seres queridos”, apuntan.
Todo ello para intentar endulzar el amargo momento que vive el mandatario, cuya baja popularidad se ha visto arrastrada últimamente por el contundente apoyo de Estados Unidos a Israel en la guerra de Gaza.
Según datos del último termómetro de popularidad de Ipsos, el 56% de los estadounidenses desaprueba las acciones del mandatario demócrata y solo el 39% las aprueba. Datos similares muestra la encuesta de FiveThirtyEight: 54.7% de desaprobación y 39.1% de aprobación.
Se esperan 100 mil visitantes
La Casa Blanca quiere mostrarse cercana a los ciudadanos y espera recibir a unos 100 mil visitantes durante las próximas semanas. Además, se lanzarán una variedad de experiencias de visualización interactivas en plataformas digitales, “lo que permitirá a las personas interactuar con la Casa Blanca durante las vacaciones desde casa”, señala un comunicado.
Más de 300 voluntarios han participado en la decoración durante la última semana, entre ellos Marité Espinosa, una estadounidense de origen peruano que ha pasado 3 días trabajando en el Salón Este, decorado con decenas de calendarios de adviento para mostrar “la cuenta regresiva de la Navidad”, explica a EFE.
“Es algo increíble poder estar dentro de la Casa Blanca y para mí como inmigrante fue una oportunidad muy especial”, narra.
Casi todas las decoraciones, precisa, son hechas desde cero. “Hay muchos detalles hechos desde cero con materiales, goma, silicona, pintura (…) Las personas piensan que todo está comprado pero no, hay mucho detalle manual”.
Este año se utilizaron aproximadamente 4.5 kilómetros de cinta y 142,425 luces navideñas en los abetos y las 72 coronas clásicas adornan las fachadas norte y sur de la Casa Blanca.
Algunas de las creaciones más populares son el “Pastel de jengibre Casa Blanca” que recrea el edificio presidencial y que este año se ha inspirado en el poema “Twas the Night Before Christmas”, que cumple 200 años.
O el Árbol de la estrella dorada, que honra a los militares caídos y está adornado con motivos que llevan sus nombres grabados.
La Biblioteca rinde homenaje a la tradición y la magia de los cuentos antes de dormir, con lunas doradas y estrellas brillantes suspendidas del techo.
Un abeto de 6 metros
Y el Salón Azul exhibe el árbol de Navidad oficial de la Casa Blanca, un abeto de unos 6 metros de altura procedente de Carolina del Norte decorado con escenas navideñas, un tren móvil y con los nombres de cada estado, que crearon los ganadores del concurso anual de la Asociación Nacional de Árboles de Navidad, los hermanos Amber Scott y Alex Church.
La celebración de la Navidad en la Casa Blanca antes del siglo XX no era un evento oficial y las primeras familias decoraron la casa modestamente y celebraron la Navidad en privado.
El primer árbol que se colocó, decorado con velas y juguetes, fue en 1889 durante la presidencia de Benjamín Harrison.
En 1961, la primera dama Jackie Kennedy inició la tradición de seleccionar un tema para el árbol de Navidad oficial de la Casa Blanca.
Para su primera Navidad en la Casa Blanca, eligió como tema “Suite Cascanueces”, con juguetes, pájaros y ángeles inspirados en el ballet “Cascanueces” de Pyotr Tchaikovsky”.