Por Eduardo S. Molano
Senegal afronta desde el pasado sábado una grave crisis política y una creciente ola de protestas por la decisión del presidente Macky Sall de posponer las elecciones que se iban a celebrar este 25 de febrero, lo que amenaza con echar por tierra su fama de democracia más estable de África occidental.
“La democracia senegalesa, obviamente, está en peligro”, asegura Maurice Soudieck Dione, profesor de Ciencia Política en la Universidad Gaston Berger de la ciudad senegalesa de Saint-Louis, al recordar que “la fecha de las elecciones presidenciales está prevista por la Constitución”.
Al aplazar los comicios, “el presidente -dijo- ha violado la ley electoral y, peor aún, ha violado la Constitución”.
Sall anunció el pasado sábado en un discurso televisado la derogación del decreto de convocatoria de las elecciones, a pocas horas del inicio de la campaña, y este jueves (8) el Congreso fijó la fecha del 15 de diciembre para celebrarlas.
El jefe del Estado, que ya confirmó el pasado julio que no optaría a un polémico tercer mandato, aseguró que iniciará “un diálogo nacional abierto, con el fin de reunir las condiciones para unas elecciones libres, transparentes e inclusivas”.
Ante esa decisión, convertida este lunes en ley por la Asamblea Nacional, las protestas se sucedieron en el país, especialmente en la capital, Dakar.
“Las señales sobre la actual amenaza democrática son varias: por un lado, la instrumentalización del derecho para servir a intereses personales; por el otro, la presencia (excesiva) del colectivo policial o de la fuerza abusiva para la represión de los manifestantes”, declara Abdou Khadre Diop, profesor de Derecho en la Universidad Cheikh Hamidou Kane de Dakar.
Diop y Dione refrendaron esta semana una carta firmada por más de 170 intelectuales senegaleses que exigen “restaurar la República senegalesa”.
El aplazamiento electoral ha sido ampliamente rechazado por la oposición.
“La población senegalesa tiene que resistir y mantener una postura de desobediencia civil frente (a las intenciones) de un tercer mandato por parte del presidente, Macky Sall, algo que prohíbe la Constitución”, asegura el diputado opositor Guy Marius Sagna, quien interrumpió la sesión de la Asamblea Nacional y fue desalojado por la Policía.
Con parte de la oposición expulsada del hemiciclo, 105 de los 165 parlamentarios de Senegal votaron a favor del aplazamiento de la cita electoral.
Regresión democrática
Esta regresión democrática se hizo más evidente aún con el corte, desde el lunes y hasta el miércoles, por el Gobierno del acceso a internet móvil para paliar las protestas en las calles.
La demora electoral está motivada, según Sall, por el “conflicto abierto en el contexto de un presunto caso de corrupción de jueces” y por “la polémica sobre una candidata cuya doble nacionalidad (francesa y senegalesa) fue revelada tras ser publicada la lista definitiva”, algo que no permite la Constitución.
Antes, el Partido Democrático Senegalés (PDS), del opositor Karim Wade, había presentado una “proposición de ley” para pedir un retraso de la votación por “graves fallos intolerables” en el proceso electoral.
Wade, hijo del expresidente Abdoulaye Wade (2000-2012), fue excluido por su doble nacionalidad de la lista definitiva de aspirantes, que incluyó sólo 20 de las 93 propuestas presentadas.
Quedó fuera también el principal líder opositor, Ousmane Sonko, quien, desde su arresto el pasado julio por cargos de insurrección y atentado contra la seguridad del Estado, está privado de libertad e inmerso en una batalla judicial para concurrir a las elecciones.
El eco de la regresión democrática de Senegal se extendió fuera del país y una de las reacciones más críticas provino de Estados Unidos, un aliado histórico.
“EUA está profundamente preocupado por las acciones tomadas para retrasar las elecciones presidenciales del 25 de febrero en Senegal, que van en contra de la fuerte tradición democrática de Senegal”, aseguró este martes Matthew Miller, portavoz del Departamento de Estado.
De igual modo, la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (Cedeao) exigió ese día “todas las medidas necesarias para establecer el calendario electoral”.
Mientras tanto, Francia, otro histórico aliado de Senegal y exmetrópoli, continúa sin elevar la voz en exceso, con apenas un comunicado del Ministerio de Exteriores apelando a que los comicios se produzcan en el menor tiempo posible.
“Al igual que se ha producido con Estados Unidos, esperamos una reacción fuerte desde Francia. No puede ser insensible a un golpe de Estado constitucional”, concluye el profesor Diop.
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