Los agricultores de Venezuela señalan la falta de financiación y las fallas en la disponibilidad de combustible, así como la importación de productos terminados y el contrabando, como los principales problemas que afectan su actividad, según dijo a EFE el presidente de la Sociedad Venezolana de Ingenieros Agrónomos y Afines (Sviaa), Saúl Elías López.
A su juicio, hay “muchos cuellos de botella” que dificultan la producción primaria de alimentos, entre ellos, el hecho de que Venezuela tenga la cartera crediticia “más baja del continente”, como consecuencia de una política que impide un mayor acceso a créditos bancarios, necesarios, por ejemplo, para la adopción tecnológica.
El 80% de las maquinarias están obsoletas, según sus cálculos.
Asimismo, el sector también se enfrenta a una “carencia de combustible en términos de disponibilidad”, cuando los requerimientos “son muy importantes” para los productores, quienes necesitan unos 110 litros de diésel por hectárea en el caso del maíz, principal alimento agrícola de esta nación.
También se ven afectados por la “competencia desleal” generada por las “importaciones sobre todo de productos terminados” y por el contrabando, principalmente, en el caso de las hortalizas, que entran desde Colombia.
Pese a todo, en los últimos años se ha registrado una recuperación en varios alimentos, como el maíz, del que se produjeron 1.35 millones de toneladas en 2023, un aumento del 35% respecto a 2022, cuando se cosechó un millón, según la Sviaa, que indicó que se satisface el 70% de la demanda nacional.
El pasado noviembre, el Gobierno aseguró que la agricultura “ha mantenido un sólido crecimiento de más del 5% durante 5 trimestres consecutivos”.
Desde el año pasado, las autoridades trabajan en la creación de una zona especial dedicada a la producción de distintos tipos de alimentos en el este del país, donde se podrá cultivar, según el Ministerio de Agricultura, maíz, soja, sorgo, arroz, carne, frutos secos, caña de azúcar, cacao, café y especias, entre otros productos.