El estadounidense Josef Newgarden (Team Penske), el rey de los ovales, demostró en St. Petersburg (Florida) que este año busca el campeonato de la IndyCar y que ha mejorado en circuitos urbanos imponiéndose este domingo en el primer gran premio de la temporada dominándolo de principio a fin.
En segunda posición acabó el mexicano Pato O’Ward (Arrow McLaren), con un gran arranque de temporada y que había sido tercero en la clasificación, mientras que el español Álex Palou (Chip Ganassi), vigente campeón de la IndyCar, terminó en el sexto puesto desde el decimotercero en que arrancó.
El catalán, con su nuevo DHL amarillo y rojo, planteó una carrera muy inteligente y sin correr ningún riesgo desde atrás, pura estrategia y esperando la oportunidad de las amarillas y los pasos por boxes además de aprovechar su destreza y calidad al volante.
El podio lo completó el neozelandés Scott McLaughlin (Team Penske).
Un inicio atípicamente tranquilo
Fue una salida limpia, sin incidentes, nada que ver con lo sucedido en la edición de 2023. O’Ward consolidó su lugar en los primeros puestos situándose cuarto Y Palou afrontó el reto desde la décimotercera plaza.
El ritmo que marcaban Newgarden y Felix Rosenqvist (Meyer Shank) en cabeza era altísimo. No hubo grandes novedades ni movimientos en el primer cuarto de carrera: las 25 vueltas iniciales se alejaron mucho del espectáculo de sobresaltos que suele significar una carrera de IndyCar.
Pero la esencia siempre regresa y la primera bandera amarilla llegó en la vuelta 27 con el Chip Ganassi de Marcus Armstrong llevándose una de las protecciones, obligándole a abandonar y, afortunadamente, sin consecuencias para los otros monoplazas que pudieron evitarle.
Resultaba evidente que todos aprovecharían esa primera amarilla para pasar por boxes. La velocidad de los mecánicos rivales perjudicó a Newgarden, que cayó tras Rosenqvist y Colton Herta (Andretti): ambos le pasaron y bloquearon al Penske en la salida al trazado.
El danés Christian Lundgaard (Rahal Letterman) sacrificó su paso por el pit a cambio de liderar por unas vueltas la carrera, ejerciendo de tapón a los más rápidos y agrupando mucho más a todos los pilotos.
Palou y O’Ward piden paso
O’Ward hizo de las suyas en la vuelta 31 adelantando con muchísimo riesgo a un Herta que perdía posiciones. El mexicano recuperó la cuarta plaza y posteriormente la tercera.
Era el momento de arriesgar entonces para Newgarden, con ruedas nuevas, para intentar alcanzar de nuevo la cabeza de carrera. Ya con Lundgaard volviendo a su posición natural Newgarden se situó como líder, con O’Ward pegado a él en la segunda plaza y detrás Rosenqvist y McLaughlin persiguiéndoles por debajo del segundo de distancia.
Entonces ocurrió el abandono del sueco Marcus Ericsson, campeón en St. Pete en 2023. Su Andretti perdía potencia y posiciones, pasó por los boxes pero no pudieron solucionarlo.
Posteriormente llegó el golpe sobre la mesa del campeón, un Palou que corrió el riesgo de no detenerse a cambiar neumáticos cuando todos los demás lo hicieron a 36 vueltas para la meta. Fue cuando se le vio más arriba que nunca, líder de carrera, arañando esos puntos que la IndyCar a todo aquel que en algún momento se sitúa en cabeza.
Ya una vez sacrificado con su visita a los mecánicos, quedó en séptima posición y a pocos segundos de los primeros. Era el momento de seguir escalando posiciones. Mientras tanto, seguía quedándose sin compañeros en la pista, y es que también Linus Lundqvist (Chip Ganassi) clavó su monoplaza exactamente en el mismo punto donde Armstrong lo hizo previamente: la misma curva para la misma bandera amarilla que volvió a agrupar la carrera.
El argentino Agustín Canapino (Juncos Hollinger), que se mantuvo siempre entre los veinte primeros, dio el susto a 18 vueltas para el final saliéndose del trazado pero demostrando su experiencia al volante compensando la dirección del coche y volviendo a carrera.
Terminó décimoctavo y puntuando, algo que su nuevo compañero, el francés Romain Grosjean no logró al abandonar.
Newgarden no dio opciones a sus rivales y cada una de las últimas 10 vueltas fue para ampliar su ventaja que llegó a ser de más de 6 segundos. La batalla quedó por el segundo puesto entre O’Ward y McLaughlin, quienes culminaron en ese mismo orden.