Enterrando cualquier atisbo de duda tras su racha de empates, con la autoridad que otorgan los tantos, aunque 3 llegasen en la recta final del duelo, el Real Madrid regresó a la firmeza del líder lanzado al título, con sensaciones mejoradas desde el dominio en el primer acto y el gol en el segundo, para hacer sentir más cerca del abismo al Celta (4-0).
Recuperó fortaleza el Real Madrid en su firme camino a LaLiga, enterrando sin derrota su momento de irregularidad -3 empates en las 5 últimas jornadas-, y con una sensación de frescura recuperada. Demandó de retoques de Ancelotti. Rotaciones para enterrar desde la frescura física el clima de inseguridad que se respiró en la Liga de Campeones, cuando manejó de la peor manera posible la ventaja ante el Leipzig.
Al Celta, el día del regreso de Rafa Benítez al Bernabéu, le faltó fe para creerse la debilidad del líder. Parapetado en fase defensiva en una defensa de 5 que, en esta ocasión, no se le atragantó a un Real Madrid sin “9”. Con la movilidad de Vinícius, Brahim y Rodrygo arriba para no fijar marcas y con un invitado especial, Camavinga.
Tiene una forma de entender la posición de mediocentro, alejado de los estereotipos clásicos defensivos, que encandila al Bernabéu. Su físico le da para la cobertura de manual así como para soltarse en ataque con llegada. Su calidad para el inicio limpio de jugada así como para desequilibrar en los últimos metros. Hasta 3 zurdazos y 2 cabezazos dejó en un primer acto de partido dominado por Luka Modric. Como el maestro de orquesta que hace sonar instrumentos a su gusto. Cada centro, cada saque de esquina del croata, fue aprovechado por sus compañeros de reparto.
Un Real Madrid intenso, que jugó el balón con buen ritmo y presionó arriba, dificultó cualquier plan que Benítez hubiese diseñado en su pizarra. Al Celta le faltó balón y se fue aculando hasta recibir un gol que era cuestión de tiempo. A los intentos continuos de Camavinga se sumó un disparo al lateral de la red de Lucas Vázquez antes de la aparición decisiva de Vinícius.
Donde se relacionan con el gol los matadores apareció Vinícius. En racha. Autor de 4 tantos en sus 3 últimos encuentros. El córner con música de Modric lo cabeceó Rüdiger con todo. Guaita se lució abajo con reflejos y arriba con una mano milagrosa al primer intento de Vini. El segundo rechace ya era imposible salvarlo. En el polo opuesto se ha instalado de nuevo Rodrygo. Cinco partidos sin marcar. Perdonó la ocasión que tuvo en el primer acto para instalar la tranquilidad en el Bernabéu.
No hubo nerviosismo madridista por la falta de colmillo del Celta. Manu Sánchez disparó cruzado en un acercamiento, Bamba arriba en el segundo. Y Aspas, en una acción con mal despeje de un Nacho desconocido, fue el primero que probó a Lunin. El portero suspiró profundamente en la última acción del primer acto cuando Luca de la Torre, solo, en el segundo palo, cabeceó arriba con todo para marcar.
Tan superior se sintió el Real Madrid que en la segunda parte no mantuvo la misma intensidad. Alimentó la esperanza del Celta de sacar algo positivo del Bernabéu, protagonista de una racha pésima de 11 derrotas, con la de este domingo, y un empate en sus 12 últimas visitas al conjunto madridista. Pero con vida hasta la recta final, como buscaba Benítez, cuando su paso al frente le costó salir goleado.
El futbol del Real Madrid se fue apagando según se le fueron acabando las fuerzas a Modric. Los momentos del Celta, con Mingueza filtrando un gran pase a Larsen desde su nueva demarcación en el centro del campo, no encontraron el paso final deseado. Cuando pudo disponer de mayor posesión, le faltó claridad en los últimos metros para hacer sentir nerviosismo a la grada del Bernabéu, que había silbado a los suyos en la Champions.
En ese panorama, cuando el rival lo siente perdido y adelanta metros, es donde el Real Madrid no perdona. Letal en transiciones. Tardó en llegar la sentencia porque Lucas Vázquez chutó arriba, Brahim centrado, Rodrygo blando y Vinícius al cuerpo del portero. Así que tuvo que ser de nuevo Modric el que diseñase el segundo. De la misma manera que el primero. El centro medido al poderío aéreo de Rüdiger. Su testarazo lo repelió el travesaño y tras el bote el balón golpeó en la espalda de Guaita y cruzó la línea de gol.
El castigo al Celta acabó siendo mayor en los instantes finales con un segundo tanto en propia puerta, tras un centro de Vini al que no llegó por milímetros Valverde, pero su salto despistó a Guaita, que rozó el balón, éste golpeó en Carlos Domínguez y fue a la red.
El broche lo puso un jugador del que el madridismo quiere más minutos, Arda Güler. Con calidad, a pase filtrado de Ceballos, recortando de zurda la salida del portero y marcando con calma con la diestra. El primer tanto como madridista de un chico de 19 años que volará alto.