Por Maestra Ruth Holtz
En la psicoterapia que yo practico, se trabaja en varios niveles: en el consciente ahora, es decir, tratamos lo que le preocupa al consultante hoy, los problemas o conflictos actuales. Generalmente son el motivo de consulta. Puede ser la ruptura de una relación, de un despido o la muerte de un ser querido. En algunos casos se trata de conflictos en las relaciones con los demás por el carácter que tiene la persona y que desea cambiar. Conductas que traen sufrimiento como las adicciones, la codependencia, los celos, etcétera.
Pero también trabajamos el pasado que ha quedado pendiente de sobrellevar, resolver o sanar. Algunas veces es el motivo de consulta porque la persona ya reconoce que lo que se le complica en su vida presente tiene que ver con lo que le pasó, pero no siempre hay esta conciencia o no hasta la raíz. La historia inconsciente atrás del discurso consciente, que está finalmente dando el motivo de acción más profundo pues, aunque desconocido, es el más fuerte para enfocar nuestra vida en cierto tipo de eventos, relaciones y conflictos repetitivos que llamamos “patrones inconscientes”. Reconocer qué patrón y qué dolor queremos subsanar permite decidir qué hacer para liberarnos de vivir “más de lo mismo”.
Simultáneamente procuramos reconocernos como seres sensibles y corporales que por lo tanto, lo que nos pasa afecta nuestro cuerpo, nuestra energía y puede anclarnos en un cierto funcionamiento emocional y mental. Se liberan las tensiones musculares comprometidas con nuestros problemas emocionales con bioenergética y masaje psicoterapéutico. El cuerpo recuerda la historia inconsciente y la deja aflorar cuando liberas la armadura muscular. Liberar la energía contenida por la represión puede volverse el ímpetu para cambiar, pero no basta liberar la tensión. Es necesario tomar decisiones, recuperar la viveza y espontaneidad del cuerpo y de las emociones y encauzarlas a un nuevo camino.
Por eso, es importante tratar en el consultante su proyecto de vida, su propósito y encauzar la energía liberada a nuevos sueños y metas que le destraben de seguir en lo mismo y favorecer el cambio. Se trata de no volver atrás, a reciclar el pasado, sino crear un nuevo camino. En ese camino encontrar una forma de integrar la espiritualidad dará motivo de vida y el descubrimiento de para qué vivir, dando sentido y significado a lo que nos ha pasado. Y por supuesto, un sistema de creencias. Hay quienes vienen arrastrando regir su vida por prejuicios y temores, no por valores morales que respondan a su camino espiritual elegido por ellos para dar sentido a su existencia. Todo esto para sanar profunda e integralmente. Es decir en todas las áreas de vida. Se trata no sólo sanar, dejar de sufrir, sino de crecer y desenvolver nuestro potencial buscando la plenitud y la felicidad
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