En el campo de su máximo rival, de la peor manera posible, el Liverpool se despidió de la Premier League. Los Reds, que necesitaban ganar para meter presión al Manchester City y perseguir al Arsenal, cayeron en Goodison Park ante el Everton y se dejaron casi todas sus opciones de ganar la Premier.
Necesitarán un milagro, en forma de pinchazos consecutivos de City y Arsenal para seguir optando al último título del adiós de Jürgen Klopp. Lo que hace no tanto se pensaba que podía ser un regalo de despedida en forma de póker de títulos, ahora no es más que agarrarse a la minúscula opción de que Arsenal y City implosionen.
El Everton era quizás el rival más propicio para no perder, porque Klopp, en 18 clásicos de Merseyside, solo había caído una vez ante ellos, y en unas circunstancias muy diferentes a las actuales, sin público, durante la pandemia y con Carlo Ancelotti en el banquillo.
Ganar este miércoles era vital, pero al Liverpool no le salió nada desde el principio. Ya el penalti pitado a Alisson por derribar a Dominic Calvert-Lewin fue un mal presagio, y eso que lo anuló el VAR por fuera de juego del delantero inglés.
Pero algo no funcionaba en Goodison Park para los Reds, que lo comprobaron de primera mano cuando Godfrey sacó en línea de gol un centro de Salah y cuando vieron adelantarse al Everton con uno de los tantos posibles.
La jugada, que comenzó en una falta lateral, pasó por todos los estados de la materia. El balón fue despejado, lanzado, fallado. Todo. Pasó por los pies de varios jugadores y nadie le dio sentido, hasta que un error de Mac Allister en el despeje, que pegó una patada al aire, permitió que Branthwaite, el central, pudiera disparar en el segundo palo completamente solo. Alisson, a la desesperada, se tiró a por el esférico, pero este le pasó por debajo del costado y se paseó hasta superar la línea de gol.
Un gol difícil de explicar, como el trío de ocasiones que falló a continuación el Liverpool. Primero Darwin, con su ya clásico tiro al muñeco delante del portero, después Mohamed Salah, tocado por una apatía interminable desde hace semanas y que no acertó con el arco en 2 disparos seguidos, y para terminar Luis Díaz, que no culminó una combinación de cabezas de Salah y Darwin que le dejaron solo enfrente de Pickford.
El internacional inglés sostuvo a los suyos y, en la segunda mitad, en un córner, otras de las marcas de identidad de Dyche, llegó la sentencia y el adiós al título.
Calvert-Lewin, en un envío elevadísimo de McNeil, remató solo en el segundo palo, aprovechando una pantalla de un compañero a Virgil Van Dijk.
2-0 y la liga, salvo cataclismo, se la decidirán Arsenal y City. La despedida de Klopp, en lugar de estar bañada con champagne, lo estará con agua.
Para el Everton, el triunfo no solo es importante por fastidiar a sus vecinos, sino también porque los aleja 8 puntos de la zona de descenso. Los Toffees son décimo sexto, con 33 unidades, 8 más que el Luton Town, que marca las posiciones de descenso al Championship.