Estados Unidos dijo que no califica lo ocurrido en Níger como “golpe de Estado” porque cree que la situación todavía se puede revertir con la vuelta al poder del presidente depuesto Mohamed Bazoum.
“Nosotros lo llamamos ‘intento de tomar el poder’, que aún puede ser revertido. Estamos intentando que se revierta”, dijo en su rueda de prensa diaria el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, quien insistió en que Estados Unidos trabaja para que “se restablezca al presidente elegido democráticamente”.
El objetivo del Gobierno de Joe Biden es lograr que Bazoum regrese al poder “de manera pacífica”, subrayó Miller después de que las juntas militares que gobiernan en Mali y Burkina Faso amenazaran con una guerra si se produce una intervención militar en Níger.
Preguntado por los rumores de una posible evacuación de la embajada estadounidense en Niamey, el portavoz explicó que la misión diplomática “permanece abierta” y mantiene los contactos “al más alto nivel” con las autoridades del país.
Agregó sin embargo que la mayor prioridad del Gobierno es la seguridad de su personal diplomático, por lo que tomará decisiones en función de cómo evolucionen la situación en la capital nigerina, que por ahora está “calmada”.
Miller explicó también que Estados Unidos no tiene por ahora indicios de que el grupo de mercenarios rusos Wagner se estuviera aprovechando de la crisis en Níger, aunque opinó que no sería “sorprendente” si eso ocurriera.
El portavoz opinó que cualquier intento de los militares nigerinos para facilitar la entrada de las fuerzas de Wagner al país sería “una nueva demostración” de que no les importa el bienestar de los nigerinos.
Una semana después del golpe de Estado protagonizado por una junta militar en Níger, que retiene desde entonces al presidente depuesto, Mohamed Bazoum, los golpistas nigerinos mantienen 2 negociaciones en simultáneo: en su territorio y en la capital maliense.
Una delegación de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (Cedeao) viajó hoy desde Nigeria a Niamey para negociar con los golpistas nigerinos, mientras un general de la junta nigerina se trasladó a Bamako para reunirse con los militares en el poder en Mali.