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Persiste menor porcentaje de mujeres trabajando en el Gobierno estatal

El número de mujeres trabajando en el Gobierno del estado se ha mantenido sin una diferencia significativa durante 2021, 2022 y el primer trimestre de este año, por lo que persiste una brecha de 10% en perspectiva de género, ya que son más los hombres que las mujeres las que laboran en la administración estatal.

De acuerdo a un análisis de perspectiva de género en las plazas laborales del Gobierno del estado, adquirido a través de la Plataforma Nacional de Transparencia (PNT), en el año 2022, el porcentaje de plazas ocupadas por mujeres era del 45.6%, mientras que el porcentaje de plazas ocupadas por hombres alcanza el 54.4%.

Para el primer trimestre de este 2023, la información que proporcionó la Secretaría de Planeación, Finanzas y Administración, refiere que el porcentaje de plazas laborales ocupadas por mujeres decreció 0.6% para quedar en 45%, y las plazas ocupadas por hombres aumentó para registrar un 55%.

Esos porcentajes no son significativamente diferentes al registrado en 2021. En ese año, de acuerdo al analítico en perspectiva de género, consultable en el Presupuesto de Egresos de 2021, refiere que el 44.3% de las plazas laborales están ocupadas por mujeres, mientras que el 55.6% están ocupadas por hombres.

De acuerdo con la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres, la perspectiva de género se refiere a la metodología y los mecanismos que permiten identificar, cuestionar y valorar la discriminación, desigualdad y exclusión de las mujeres, que se pretende justificar con base en las diferencias biológicas entre mujeres y hombres, así como las acciones que deben emprenderse para actuar sobre los factores de género y crear las condiciones de cambio que permitan avanzar en la construcción de la igualdad de género.

El empleo de esa perspectiva plantea la necesidad de solucionar los desequilibrios que existen entre mujeres y hombres, mediante acciones como:

Redistribución equitativa de las actividades entre los sexos (en las esferas de lo público y privado); justa valoración de los distintos trabajos que realizan mujeres y hombres, especialmente en lo referente a la crianza de las hijas e hijos, el cuidado de los enfermos y las tareas domésticas; modificación de las estructuras sociales, los mecanismos, las reglas, prácticas y valores que reproducen la desigualdad; y el fortalecimiento del poder de gestión y decisión de las mujeres.

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