Por Marina Villén
El reconocido guitarrista cubano Manuel Barrueco asegura en una entrevista con EFE que es “importante pensar en uno mismo como músico y no solo como guitarrista”, ya que este instrumento ha estado tradicionalmente “un poco apartado” de la música clásica.
Barrueco, quien ofrecerá un concierto en San Juan el próximo 2 de junio en el prestigioso Festival Casals de Puerto Rico, precisa que esto no es una crítica a ser guitarrista.
“La idea de tocar entre guitarristas, música escrita para guitarristas, para un público de guitarristas está bien, pero mejor, más interesante, es cuando es un público en general”, subraya.
En su opinión, en la actualidad hay guitarristas que “están todavía cerrados”, pero hay un grupo que “está más abierto, sin duda”.
En el Festival Casals, en el que ya ha actuado en un par de ocasiones, interpretará 6 piezas para laúd de Renacimiento transcritas para guitarra por Oscar Chilesotti, “Capricho árabe” de Francisco Tárrega, y “Sonata para guitarra. Op. 61” de Joaquín Turina, entre otras.
“Aunque tiene mucho contraste, (el programa) es bastante orgánico”, explica Barrueco, quien escogió unas obras que van “en forma cronológica”.
Se enamoró de la guitarra de niño
Nacido en Santiago de Cuba en 1952, cuenta que, en esa época de transición en su país marcada por la revolución, su familia decidió no enviarle a la escuela durante un par de años.
“Mis hermanas quisieron dar clases de guitarra y me enamoré de lo que escuchaba, me parecía la cosa más bonita que había escuchado en mi vida”, rememora el también profesor en el Conservatorio de Peabody en Baltimore (Estados Unidos).
El profesor comentó a sus padres que tenía “mucho talento” y que debían buscarle un maestro mejor, y acabó estudiando a la edad de 8 años en el Conservatorio Estaban Salas de su ciudad natal.
“Al principio, yo no sabía nada de la guitarra clásica. Hacíamos una mezcla de (música) clásica y popular. Y al final, me enamoré de eso”, afirma Barrueco, que cita entre sus guitarristas de referencia al español Andrés Segovia y al cubano Leo Brouwer.
Sobre Brouwer, indica que era “una figura muy grande en Cuba” y que para él era un “ídolo”. El veterano intérprete fue el que le aconsejó “ser músico y no solo guitarrista”.
Un programa de guitarra para jóvenes sin recursos
En Baltimore, Barrueco tiene una sociedad con la que traen a los mejores guitarristas del mundo y está ahora haciendo un programa mediante el cual dan guitarras y lecciones gratis a jóvenes sin recursos.
“La mayoría son inmigrantes latinoamericanos que han venido últimamente”, comenta sobre este programa desarrollado con la Baltimore Classical Guitar Society.
También cuenta con otro programa centrado en nuevas composiciones para la guitarra en el que participan -señala- “talentosos compositores jóvenes”.
Barrueco emigró con su familia a Estados Unidos en 1967 y completó sus estudios superiores en el Conservatorio Peabody, en el que imparte clases.
Sobre su vocación como docente, el guitarrista hace hincapié en que “uno aprende enseñando” y que es importante compartir el proceso de aprendizaje: “La gente ve el producto final pero no el esfuerzo y cómo uno llega a eso”.
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