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COLUMNA: Ciencia y Futuro

Por Redacción Jun3,2024 #Opinión

Las mujeres: invisibles en la calle

Por Doctora Reyna Valladares Anguiano*

De acuerdo con los Censos de Población y Vivienda de 2000 a 2020, la población en México ha estado mayoritariamente integrada por mujeres; según el último Censo, el 51.2% de la población son mujeres y el 48.8% hombres. Adicionalmente, la población está en constante envejecimiento, ya que el porcentaje de adultos mayores se incrementó de 1970 a 2023 a más del doble, pasando del 4% al 10%.

Estos datos son relevantes porque se esperaría que las condiciones de trabajo, seguridad y visibilidad en el espacio público ya estuvieran adaptadas para las mujeres. Sin embargo, históricamente, por cuestiones socioculturales relativas al género, las mujeres hemos sido relegadas a actividades de cuidado, es decir, hacer el aseo, preparar la comida, cuidar y atender a los hijos y enfermos de la familia, entre otras. Estas actividades, además de no ser remuneradas, requieren más desplazamientos e implican dobles o triples jornadas laborales, lo que impide que las mujeres puedan disfrutar socialmente de los espacios públicos al igual que los hombres.

La situación se complica más cuando la mujer tiene problemas de discapacidad y es de la tercera edad; estos elementos de interseccionalidad crean condiciones para ser invisibilizadas en el espacio público. De acuerdo con los datos de la Encuesta Nacional sobre Salud y Envejecimiento en México (ENASEM, 2023), la población de 53 años y más, según el sexo y la condición económica, revela una distribución del 62.2% de hombres que tienen empleo, respecto al 26.4% de mujeres.

En el proyecto “Segregación urbana y sus efectos en la población femenina discapacitada y de la tercera edad”, realizado por el cuerpo académico UCOL CA-27 Urbanismo, apoyado por la Universidad de Colima, analizamos las colonias Infonavit La Estancia (Colima) y Alfredo V. Bonfil (Villa de Álvarez). Detectamos que las mujeres entrevistadas, pese a no percibirse como adultas mayores o con problemas de discapacidad, manifiestan depender cada vez más de sus hijos e hijas o sobrinos y sobrinas para poder salir de sus hogares al espacio público, y que cada vez salen menos solas.

De acuerdo con los análisis urbanos que realizamos, esta situación se debe principalmente a que los espacios públicos no tienen condiciones suficientes de habitabilidad urbana. Es decir, cualidades desarrolladas en el medio ambiente urbano que inciden en la calidad de vida de quienes los ocupan. La habitabilidad no está creada para todas las capacidades de las personas y es cambiante, pero no necesariamente en condiciones de igualdad para todos. La habitabilidad, al ser creada, debe cumplir con ciertos estándares relacionados con las condiciones acústicas, térmicas, de salubridad y de cualidades espaciales de un momento histórico específico, determinadas por los grupos sociales de esa época.

A medida que la sociedad avanza, se agregan nuevos elementos a la habitabilidad, como la seguridad urbana, que genera preocupación entre quienes habitan las colonias de la ciudad. En los casos de estudio del proyecto financiado por la convocatoria de Fortalecimiento de la Investigación 2022 de la Universidad de Colima, en ambas colonias y municipios colimenses existen andadores (calles sin acceso vehicular) que producen una percepción de inseguridad y se mencionan como sitios riesgosos o de vulnerabilidad para las mujeres.

El análisis también muestra que ambas colonias carecen de variedad espacial urbana, es decir, permeabilidad, legibilidad, versatilidad, imagen apropiada, riqueza perceptiva y personalización. Sin embargo, pese a que con el tiempo las personas han hecho algunos cambios a las fachadas, en general, la imagen urbana es homogénea y quien no pertenece a la colonia puede extraviarse o confundirse, especialmente cuando utiliza los andadores.

Varios problemas de seguridad son ocasionados por la falta de accesos vehiculares, iluminación o por problemas como banquetas dañadas, sin rampas, o la imposibilidad de pasar de una banqueta a otra por el tipo de recubrimiento en el arroyo vehicular.

Por otro lado, los reglamentos de vialidad en Colima han permitido reducir las banquetas o incluso, en algunos casos, eliminarlas (calles de acceso restringido) para vender más lotes urbanos. Esta decisión condiciona que las personas con discapacidad motriz y/o personas de la tercera edad no tengan la misma libertad para salir a disfrutar de espacios de socialización. En colonias como las estudiadas, dichas banquetas son pequeñas o inexistentes. Para visibilizar a la población adulta mayor con capacidades motrices disminuidas, se requiere hacer modificaciones al diseño urbano y evitar que las mujeres de este sector se invisibilicen en el espacio público.

*Profesora investigadora de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad de Colima

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

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