Dos días después de las elecciones en Colima y México, con los resultados preliminares en la mano, es momento de reflexión y planificación. A nivel estatal y federal, los cómputos iniciales nos brindan una visión anticipada del panorama político que guiará a la entidad y al país en los próximos años.
La jornada electoral ha sido una muestra del ejercicio democrático que fortalece nuestras instituciones. Ahora comienza un desafío: traducir el mandato popular en políticas efectivas y en una gestión pública que aborde las necesidades más apremiantes de la ciudadanía. Entre esos retos, uno se destaca por su impacto y capacidad de influir en el desarrollo integral y sostenido de nuestra sociedad: la educación superior.
La Universidad de Colima, junto con otras instituciones de educación superior, es un pilar fundamental para el progreso regional y nacional. La inversión en educación superior no es un gasto, sino una inversión estratégica que puede transformar la realidad socioeconómica de Colima y de todo México.
En ese tema, desde siempre han estado sobre la mesa 3 ejes cruciales a favor de la educación superior: financiamiento y recursos, innovación y vinculación, e inclusión y equidad. Urge que las autoridades correspondientes aseguren un financiamiento adecuado y sostenido para las instituciones de educación superior. Eso incluye no solo el aumento de los presupuestos asignados, pues las universidades necesitan infraestructura moderna, laboratorios equipados, bibliotecas actualizadas y, sobre todo, condiciones dignas para estudiantes y profesores.
Las universidades, de igual manera, deben ser motores de innovación y desarrollo tecnológico. Es fundamental fomentar la vinculación entre el sector académico, el sector productivo y el gobierno en sus 3 niveles. La creación de parques tecnológicos, incubadoras de empresas y proyectos de investigación aplicada puede generar sinergias que impulsen el desarrollo económico y social.
Las nuevas autoridades tienen en sus manos la oportunidad de marcar una diferencia significativa en la vida de miles de jóvenes y en el futuro de nuestro estado y país. Apoyar decididamente a la educación superior no solo es una necesidad del presente, sino una inversión para el futuro.