La inclusión educativa en el aula regular
Dra. Norma Guadalupe Márquez Cabellos*
La educación inclusiva reconoce y valora todas las expresiones de la diversidad en las aulas y en el contexto escolar. Las escuelas reflejan la diversidad existente en la sociedad y la valoración que se hace de ella en sus diferentes manifestaciones, tales como la diversidad cultural, capacidades, orientación sexual, género, situación socioeconómica, y política. Esta diversidad debe ser abordada desde una perspectiva equitativa, igualitaria e inclusiva. Por tanto, hablar de diversidad escolar implica pensar en una escuela inclusiva, con prácticas pedagógicas y contextos que promuevan y generen entornos incluyentes.
En la actualidad, en foros internacionales, nacionales y locales, la educación inclusiva se considera el principal reto para garantizar la participación y el aprendizaje de la población estudiantil como un derecho humano. Esto exige que las instituciones educativas realicen cambios estructurales, los cuales no solo involucran a la población en desventaja sino a todo el personal relacionado con la educación. De esta manera, las escuelas deben comprometerse a lograr que toda la comunidad aprenda y se beneficie en igualdad de oportunidades, sin importar su condición sensorial, física, social, económica, política o racial.
El movimiento de la educación inclusiva trabaja desde las potencialidades de cada persona, sea niño, niña, adolescente, joven o adulto. Bajo este precepto, todos somos diferentes; por ello, se busca responder a las necesidades educativas defendiendo el derecho de las personas a acceder a una educación de excelencia que permita desarrollar al máximo sus capacidades y potencialidades, eliminando cualquier barrera que impida el proceso de aprendizaje y participación. Atender a la diversidad no solo debe estar presente en la legislación mexicana o en el plan de estudios de educación básica del 2022; es necesario participar de manera efectiva, cambiando mentalidades en la práctica docente y fomentando el uso de estrategias metodológicas activas y cooperativas, que transformen el contexto educativo.
En virtud de lo anterior, ¿Qué implica para la escuela atender a la diversidad? Implica una infinidad de acciones que impacten en la cultura, así como en políticas y prácticas educativas incluyentes. Aceptar la presencia de la diversidad no es un problema a resolver, sino una riqueza para apoyar el aprendizaje y la participación de todos y todas. La Nueva Escuela Mexicana destacó en el Plan de estudios de educación básica del 2022 un eje articulador relacionado con la inclusión, que plantea la flexibilidad para promover procesos de aprendizaje y participación considerando las necesidades, características y contextos de los alumnos y alumnas, priorizando la vida, dignidad humana y la formación de ciudadanos para una democracia participativa.
El enfoque de la educación inclusiva requiere que el profesorado conozca las características y particularidades de la población estudiantil, con la finalidad de ofrecer una respuesta educativa acorde a sus necesidades. Por ello, se necesita apropiarse de metodologías activas que permitan enriquecer el contexto áulico y, especialmente, lograr los procesos de desarrollo de aprendizaje que puntualizan los contenidos escolares.
Sin lugar a duda, se requiere formación, actualización y capacitación docente para atender a la diversidad escolar, que permita garantizar el acceso, permanencia y egreso de todos en el sistema educativo, con especial énfasis en aquellos que están excluidos, marginados o en riesgo de estarlo. El principio de inclusión promueve mejorar las prácticas pedagógicas y la generación de entornos encaminados a eliminar o minimizar las barreras que limitan el aprendizaje y la participación de la población estudiantil en el aula y la escuela en general.
*Nota. Esta propuesta de trabajo se presentó como ponencia en la mesa de discusión del 4o. Coloquio internacional: Ciencias aplicadas a la educación y la diversidad, efectuado en la Universidad Autónoma de Tlaxcala en mayo de 2023.
*Profesora de Tiempo Completo de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Colima
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