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Por Redacción Jun24,2024

Elección del equipo

Por Alejandro Bernal Astorga

Quien asume un cargo público de alto nivel debe tener una visión estadista, es decir, ser una persona con gran saber y experiencia en los asuntos del Estado; este rasgo distintivo, no sería solo un tema de convicción personal, tendría que ser una obligación para quien ocupa un cargo de elección popular.

Con el triunfo electoral, una Presidenta de la República, gobernador o presidenta municipal electos, no son responsables de saberlo todo, pero si son responsables de conformar un equipo de trabajo competitivo y de los resultados que este genere.

En ocasiones la realidad sobrepasa a la ficción y los retos a superar o los problemas a resolver, pueden ser estructurales y no tener causas únicas. En este contexto se requieren soluciones integrales y la multidisciplinariedad, capacidad, equidad, integridad, inteligencia emocional y la madures del equipo cobran importancia.

En el proceso de selección pueden incidir múltiples factores: quien deja el cargo, puede buscar prevalecer eligiendo a personajes afines a su visión de gobierno para salvaguardar sus intereses y preservar su legado en la siguiente administración.

El partido al que pertenece el o la candidata electa, puede incidir al intentar posicionar a algunos de sus liderazgos en el gabinete, en atención a su trayectoria o aportaciones partidarias a través del tiempo. Además, pudiera considerar que el partido le dio la oportunidad de ser su candidato o candidata y le brindó el apoyo de sus militantes para ganar las elecciones.

El equipo de campaña puede buscar posiciones para quienes desarrollaron funciones transcendentales en el proceso electoral y aportaron sus talentos para la victoria. Hay funciones clave como la coordinación de campaña, manejo y movilización de estructuras, finanzas, asesoría política, jurídica y de imagen, comunicación, etc. que pudieron demostrar su valía y tener aspiraciones a ocupar un cargo en el gabinete.

Sin duda el o la candidata electa también tendrá contemplados perfiles con características óptimas y con los estándares de confiabilidad que considere ideales, sin que necesariamente hayan participado en la contienda electoral. El equilibrio entre la razón y las emociones es vital para la objetividad en su toma de decisiones, ya que su impacto incidirá favorable o desfavorablemente, en el nivel de vida de las y los ciudadanos.

El equipo debe ser una fortaleza y no una debilidad; la división, incapacidad, sabotaje, deshonestidad, deslealtad, inmadurez y la anteposición de intereses particulares sobre los institucionales, no tienen cabida. La altura de miras de una líderesa o de un líder también se reflejan en la capacidad y confiabilidad del equipo que eligió. La sinergia, que suma y multiplica debería ser el rasgo característico de su equipo.

Sin duda el candidato o la candidata electa deberá saber neutralizar, conciliar y sumar los intereses de quienes intenten incidir en la conformación de su gabinete; deberá saber escuchar y hacerse escuchar para tomar las decisiones pertinentes con visión de Estado.

En este contexto, quien toma posesión de un cargo de elección popular, deberá ser consciente de que, a partir del primer día en funciones, inicia la cuenta regresiva para hacer realidad su proyecto de nación. Que él o ella y su equipo de trabajo capitalicen la mayor cantidad de oportunidades durante este periodo, es el reto.

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

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