Sáb. Nov 23rd, 2024

Columna: Ciencia y Futuro

Por Redacción Jul4,2024 #Opinión

Carreras de Humanidades, ¿para qué?

Por Doctora Alexandra Pita González*

Hoy en día, esta pregunta podría hacerse sobre muchas cosas. Posiblemente encontremos que aquello que las personas daban por conocido (casi de sentido común), carece ahora de sentido para muchos, sobre todo entre las y los más jóvenes, con quienes la brecha generacional es más que una cuestión del uso que tenemos de la tecnología. 

De todas esas interrogantes, hay una que resuena entre colegas con bastante preocupación: el sentido que tienen las Humanidades para las nuevas generaciones. Pese a que en México las Humanidades suelen ser enunciadas con frecuencia por personas en posiciones de autoridad, y que, por su importancia han sido reconocidas en el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (CONAHCYT) como un eje en las políticas públicas para atender los retos que generan los problemas nacionales, las carreras profesionales en las Humanidades han sufrido en las últimas décadas una baja en la demanda de matrícula. Algunas universidades con numerosa población estudiantil como la UNAM o la Universidad Veracruzana, alertan que algunas de las carreras de esta área del conocimiento tienen una demanda muy baja, por lo que no es de extrañar que otras universidades estatales más pequeñas como la Universidad de Colima hayan sufrido también esta tendencia.

Entre las principales razones que se mencionan para explicar este fenómeno de baja demanda, está que, aunque las y los egresados de las carreras humanistas están comprometidos con una disciplina, enfrentan un futuro laboral incierto. Este fenómeno afecta tanto a las carreras tradicionales (o más antiguas) del ramo como Filosofía, Literatura e Historia, así como a otras más modernas, como Lingüística, Arqueología o Antropología. Se trata de un tema relevante de educación a nivel nacional, por lo que cabe preguntarnos cuáles son los factores que influyen en la decisión de las y los estudiantes y hasta qué punto se vinculan tan solo con el incierto futuro laboral.

Recapitulemos nuestro primer párrafo. Si partimos del supuesto de que existe un sinsentido generacional o una multiplicidad de sentidos, ¿por qué esto recaería solo en las Humanidades? ¿Por qué no en otras áreas como la ciencia, la educación, la familia y la religión, por mencionar solo algunos bastiones de aquello que durante mucho tiempo sirvió para identificar una serie de sentidos y prácticas?

Tal vez deberíamos abordar la pregunta desde otro ángulo, ampliar nuestro foco de atención y preguntarnos si la crisis a la que nos referimos tiene que ver solo con lo concreto (el mercado laboral) o si, de una u otra manera, cuando pensamos en esto nos aborda una preocupación latente, una angustia casi existencial sobre el futuro (nuestro, como personas, no solo como trabajadores). Si pudiéramos adentrarnos en terrenos pantanosos donde lo tangible se funde con lo intangible, donde no se distingue la línea fronteriza entre yo pienso y yo siento, tal vez comenzaríamos a plantearnos investigaciones que no solo combinen técnicas cualitativas y cuantitativas.

Si seguimos un orden lógico deductivo, primero deberíamos demostrar que las Humanidades están en crisis y distinguir en esta pregunta si se refiere a las carreras de estudio, a la profesión o a la cultura humana en general. Después, deberíamos indagar por sectores y generaciones los sentidos que se le da a las Humanidades para intentar captar con qué elementos se vincula.

Para iniciar este camino de búsqueda de preguntas y respuestas (que es el jugo inicial de cualquier ejercicio científico), un grupo de profesores y estudiantes de la Universidad de Colima realizó un proyecto de investigación (el cual fue financiado por la misma institución en el marco de la convocatoria de Fortalecimiento de la Investigación 2023). Para adentrarse en este tema es necesario hacer explícitas las representaciones que tienen las y los estudiantes del nivel medio superior de las Humanidades y de los humanistas, preguntarse si existen otros factores. Para ello, parte de la siguiente hipótesis: para entender los múltiples factores implícitos en sus percepciones (miedos y temores, prejuicios o desconocimiento).

Como este artículo de opinión es corto, solo mencionaré que el equipo terminó la primera etapa del proyecto, la cual fue todo un desafío porque tuvimos que aprender, realizar y aplicar una encuesta a más de 4 mil estudiantes de bachillerato de la Universidad de Colima. Ahora empieza una segunda y última etapa, igualmente desafiante, de análisis de resultados y nuevas preguntas que servirán para planear entrevistas y grupos focales de discusión con la comunidad estudiantil. Aunque las actividades planeadas consuman gran parte de nuestro tiempo, no debemos de perder de vista la preocupación planteada. Para concluir, dejo una pregunta abierta para las y los lectores: si pudiéramos entender el efecto que tiene el alto grado de incertidumbre en el que vivimos (todas las generaciones, pero con mayor énfasis se acentúa en las y los jóvenes), ¿podríamos explicar la crisis por la que aparentemente atraviesan las Humanidades? 

*Profesora investigadora del Centro Universitario de Investigaciones Sociales de la Universidad de Colima

Las opiniones expresadas en este texto periodístico de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a El Comentario.

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