La australiana Kaylee McKeown revalidó el título de campeona olímpica de los 100 espalda que conquistó hace 3 años en Tokio, tras imponerse en la final de los Juegos de París con un tiempo de 57.33 segundos, nuevo récord olímpico.
Una gesta que hasta ahora tan sólo había podido lograr la estadounidense Natalie Coughlin, que se colgó el Oro en los Juegos de Atenas 2004 y de Pekín 2008.
Triunfo que la oceánica cimentó en unos espectaculares últimos 50 metros que McKeown completó en 29.25 segundos para pasar de la cuarta a la primera plaza.
Una remontada que no sólo permitió superar a todos sus oponentes, sino ganar hasta con cierta holgura como demostraron las 33 centésimas en las que la australiana aventajó a la estadounidense Regan Smith que una vez más tuvo que rendirse ante la superioridad de McKeown.
Algo que parecía poder cambiar en estos Juegos Olímpicos de París a los que la norteamericana llegaba cargada de moral tras arrebatar el pasado mes de junio el récord del mundo a la oceánica tras nadar en unos espectaculares 57.13 segundos.
Pero ni así pudo Regan Smith, que desde hace un par de años trabaja a las órdenes de Bob Bowman, el técnico que dirigió la carrera del legendario Michael Phelps, evitar la derrota ante la australiana como ya ocurriera en los pasados Juegos de Tokio o los Mundiales de Fukuoka.
Y es que mientras Kaylee McKeown fue aumentando cada vez más la velocidad y la frecuencia de su brazada, Smith, que atravesó el ecuador de la prueba en primera posición con una ventaja de 6 centésimas sobre la oceánica, fue mermando su rendimiento.
Una circunstancia que, si bien impidió a Regan Smith discutir el triunfo a McKeown, al menos le permitió conservar con un tiempo de 57.66 la segunda plaza por delante de su compatriota Katharine Berkoff, que se colgó el Bronce con un crono de 57.98 segundos.