Jue. Sep 12th, 2024

EDITORIAL: La palabra y la memoria con Luis García Montero

En la vasta geografía del lenguaje, donde cada palabra es un latido y cada verso un aliento de humanidad, Luis García Montero es guía para quienes navegan en las aguas profundas de la poesía.

En ese horizonte, nuestra Universidad de Colima (UdeC) se vistió de gala para otorgar el Doctorado Honoris Causa a un poeta cuya voz ha trascendido fronteras y épocas, un reconocimiento que no solo celebra la trayectoria de un hombre, sino que también enaltece el valor inmortal de la palabra escrita, de la memoria, de nuestro español.

García Montero, nacido en Granada, España, ha tejido a lo largo de su vida una obra que dialoga con la historia, la memoria y la identidad. Como director del Instituto Cervantes, ha sido guardián y embajador del idioma español, pero es en su poesía donde resuenan con mayor fuerza las inquietudes y las pasiones que mueven a ese ser humano. Quien lo haya escuchado en el Archivo Histórico de la UdeC, seguro lo corrobora.

Su obra, a la vez íntima y universal, nos recuerda que la poesía no es solo un artefacto literario, sino una forma de estar en el Mundo, de resistir frente a la desmemoria y la injusticia. Por eso, recibir en nuestro corazón universitario a Luis García Montero fue abrazar el espíritu crítico, el compromiso social y la delicada belleza que su poesía encarna; es reconocer que la literatura tiene la capacidad de transformar, de cuestionar y de acompañar en los momentos más oscuros.

Dicen los que saben, como su ya amigo, el poeta Carlos Ramírez, que su obra nos habla de amores y pérdidas, de luchas y esperanzas, y nos invita a mirar el Mundo con ojos nuevos, a desafiar lo establecido y a encontrar en lo cotidiano la chispa de lo extraordinario.

Punto y aparte. Nuestro Doctorado Honoris Causa resulta ser un homenaje y tributo a una vida dedicada a la docencia, a la enseñanza de las letras; a un hombre que ha hecho de las aulas, del lenguaje y de la poesía, su trinchera y su refugio. También es una celebración de lo que representamos como comunidad académica: la búsqueda constante del conocimiento, el cultivo de la sensibilidad, el compromiso con la verdad y, ahora, el lograr que las universidades no pierdan nunca su alma.

Luis García Montero nos honra con su presencia. Nosotros, al honrarlo, renovamos nuestro compromiso con la palabra, con el arte y con esa eterna búsqueda de sentido que define lo mejor de la condición humana. Porque, como bien lo ha expresado el poeta, “en el amor a la palabra reside la única patria que nos pertenece”.

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