Por Adalberto Carvajal
Comunicadores independientes
En el Primer Encuentro Continental de Comunicador@s Independientes (PECCI): “Informar es liberar”, que se realizó el 30 y 31 de agosto en el Salón Tesorería de Palacio Nacional, se abordaron -tanto en la ceremonia inaugural como en las plenarias y mesas de trabajo- los conceptos de periodismo e independencia en relación con otros que, aparentemente, contradicen el ideal de la objetividad periodística.
Hablamos de conceptos que sugieren subjetividad, como militancia en la izquierda, compromiso social de los medios y periodistas con conciencia de clase. Nociones que responden a un paradigma distinto, cuando no opuesto a esa idea del periodismo como el “cuarto poder” que, haciendo uso de la libertad de expresión, sirve a la ciudadanía y acota los excesos gubernamentales.
Los objetivos que se plantearon para el encuentro fueron: “Conocer las experiencias de comunicadores independientes del continente en la construcción de alternativas informativas, así como los entornos mediáticos regionales o locales que les rodean”; “Analizar los retos de la comunicación libre y alternativa del continente, las herramientas y respuestas para consolidar los proyectos comunicativos que buscan informar de forma independiente”; y “Generar una red continental para impulsar los esfuerzos de comunicación alternativa y buscar la democratización comunicativa local y regional”.
Se pidió la inscripción individual, solamente una persona en representación de cada proyecto de comunicación o medio; la convocatoria estuvo abierta a periodistas y medios de América del Norte, Centroamérica, Sudamérica y el Caribe; pero restringida a medios alternativos o comunitarios. No pudieron inscribirse “medios comerciales, gubernamentales, financiados por empresas privadas o partidos políticos; sólo aquellos que son independientes de intereses corporativos, económicos o políticos”.
Como mera referencia se propusieron para el encuentro las siguientes categorías que, por lo demás, también nos ayudan a entender las distintas familias de medios que pueblan el ecosistema comunicacional digital: a) Medios alternativos audiovisuales oque generan contenido escrito de forma digital o impreso, a través de sus propios sitios web o de las plataformas digitales; b) Radios alternativas, a través de internet o del espectro electromagnético; c) Medios escritosde publicaciónimpresa, digital o en ambos soportes; y, d) Proyectos alternativos unipersonales en redes sociales.
El encuentro siguió una dinámica con tres formatos: 1) intervenciones presenciales o virtuales de los inscritos, 2) deliberaciones colectivas y 3) comentarios de conferencistas invitados.
Vocero de la Presidencia
Luego de la bienvenida de Andrés Manuel López Obrador, en la ceremonia inaugural habló el coordinador del encuentro Jesús Ramírez Cuevas. El titular de la Coordinación General de Comunicación Social y vocero de la Presidencia estudió Ciencias Políticas, pero trabajó como reportero en el Semanario Motivos, el diario La Jornada y las agencias Associated Press y Reuters. Como Jenaro Villamil o Fabrizio Mejía Madrid, se acercó a López Obrador a través de Carlos Monsiváis. En 2006 fue asesor del candidato presidencial y secretario técnico del “gobierno legítimo” que se integró a raíz del fraude electoral. En 2012 fungió como secretario de Comunicación y Difusión del Comité Ejecutivo Nacional de Morena, y como tal creó y dirigió el periódico Regeneración. Entre 2016 y 2017, fue asambleista constituyente de la Ciudad de México. Ha dirigido documentales y programas de televisión, y es autor de Presidencia comprada (2012) entre otros libros.
En su mensaje, Jesús Ramírez les recordó a los participantes que la iniciativa para convocar al encuentro nació en la mañanera, que se ha convertido “en un recinto de la palabra, de la verdad, de la lucha por la democracia y por la inclusión”, a partir de los diálogos circulares que todos los días el presidente entabla ahí.
La conferencia matutina de prensa es un espacio de “reflexión”, de “pedagogía política”, de conocimiento de la historia y de los derechos de los pueblos; también, de la voluntad de transformar y crear un Mundo nuevo y mejor para todos. En la mañanera, el periodismo y la información juegan un papel central, señaló el vocero, citando a López Obrador.
La idea del encuentro surgió de uno de los reporteros asiduos a la conferencia, Abel Reynoso. Y el presidente respaldó la iniciativa -explicó Ramírez Cuevas- convencido de que todo proceso de cambio y de transformación, toda revolución política, económica y social es antecedida por una transformación cultural.
En este cambio de mentalidad, son los periodistas y los escritores (“claro, también las personas del pueblo”) quienes a través de sus formas de comunicación motivan la reflexión y construyen consensos: una idea mayoritaria de cambio que se convierte en voluntad colectiva y “lleva a los pueblos a tomar el destino en sus manos”.
Para el vocero, el tamaño del trabajo periodístico se mide en nuestra historia. Toda gesta social fue acompañada por las voces de hombres y mujeres que, a pesar de la represión, el autoritarismo y la censura llevaron la palabra hasta los últimos rincones del país. En la huelga de Cananea de 1906, la mayoría de los mineros no sabían leer; sin embargo, el periódico Regeneración se leía en voz alta en los socavones. En la profundidad de la tierra nació la conciencia política que iba a llevar a nuestro pueblo a emprender la primera revolución social del mundo.
La 4T recoge esa tradición de las personas que, mexicanas y extranjeras, en la historia de los pueblos siempre hacen ese trabajo: levantar la voz, elaborar pancartas y hacer pintas donde se plasma la palabra. John Kenneth Turner con su México bárbaro hizo la primera denuncia internacional de la dictadura de Porfirio Díaz que entregó la riqueza nacional a particulares, propiciando un sistema de extracción, esclavitud y despojo. Turner conoció a los hermanos Flores Magón, y se dio a la tarea periodística de investigar si lo que denunciaban esos periodistas mexicanos encarcelados en Estados Unidos era verdad: comprobó en efecto que había esclavitud, que se reprimía a los yaquis y se despojaba a pueblos de sus tierras para que compañías extranjeras pudieran sacar petróleo.
Junto a esa larga tradición de lucha en nuestro país, hay también una larga tradición de periodismo que le ha dado la voz a las víctimas de la represión, a esos mexicanos que no podían expresarse abiertamente por el sistema político autoritario que dominaba a nuestra nación, acompañándose de la prensa, la radio y la televisión. No por nada, en muchas movilizaciones sociales, particularmente en el movimiento estudiantil del 68, se coreaba como consigna: “¡prensa vendida!” Era la manera de decir “no al autoritarismo” de un gobierno que lanzaba granaderos, policías o soldados contra la población. Esos represores se hicieron acompañar por corifeos que silenciaban en la prensa los crímenes del Estado. Los medios de comunicación fueron cómplices de esas masacres, al callar y silenciar las denuncias.
El dominio mediático que se construyó sobre la base de una subordinación al poder político también construyó un emporio económico, al convertir la información en una mercancía, volver la voz moneda de cambio, vender la tergiversación de los hechos o cobrar por el silencio. Precisamente, contra esa idea de que la información es un negocio, mujeres y hombres libres están haciendo hoy la tarea del periodismo.
Telegrama o Tuit
Como dijo AMLO, el uso de las nuevas tecnologías en las redes sociales ha permitido que todos los ciudadanos podamos ser “un medio de comunicación”. Ramírez Cuevas cita al teórico español Manuel Castells, cuando dice que “ahora estamos en una circunstancia de auto comunicación de masas”. Casi, casi, de una construcción de la autoconciencia, de un cambio de mentalidad propiciado por ese diálogo a través del ágora digital de las redes sociales.
El internet, como espacio de libre expresión, ha propiciado momentos de importantes avances para los pueblos. La Primavera Árabe, las protestas en contra del neoliberalismo en Wall Street, España o Francia, las movilizaciones populares en Perú, Colombia, Argentina y Chile, todas fueron posibles porque la gente se comunicaba entre sí con sus teléfonos celulares.
Las luchas sociales hoy se libran también en las redes sociales, en el internet. Y los activistas y periodistas contribuyen a ellas con su palabra, con su trabajo de recoger los acontecimientos en contrasentido de lo que los medios comerciales o tradicionales hacen al defender los intereses de las corporaciones y del poder político.
En el proceso de cambio que vive México, los periodistas independientes como los que se congregaron en ese encuentro en Palacio Nacional han participado en la toma de conciencia; han contribuido a la construcción de un camino pacífico y democrático; le han dado voz a la gente y sentido a la protesta de quienes reclaman un nuevo país.
Gracias al trabajo de información independiente, se han podido combatir noticias falsas y la manipulación informativa a la que nos están queriendo acostumbrar algunas empresas periodísticas, lo mismo que esas plataformas digitales que son una paradoja de la vida de hoy: tenemos una libertad relativa en las redes sociales, pero su gestión es privada; son sistemas de comunicación con base en algoritmos o instrucciones que programan sesgos de información o, de plano, baneo de personajes, como le dicen ahora a la supresión de voces que les son incomodas.
Estas decisiones de las plataformas digitales se tienen que transparentar, porque hoy comunicar es parte central de la vida política, económica y cultural de los pueblos. Hay que transparentar el proceso de comunicación digital, la manera como intercambiamos experiencias que es, también, la forma en que propiciamos acciones colectivas. A través de las redes podemos organizarnos para actuar conjuntamente y cambiar circunstancias injustas, tomar decisiones sobre situaciones que nos afectan y construir un planeta mejor: salvar el medioambiente, defender los derechos de las mujeres y de los pueblos indígenas.
Esas herramientas digitales están a disposición de todos. No hay precedentes en la manera en que podemos intercambiar puntos de vista y conocer lo que pasa en otros lados, para ayudarnos mutuamente como pueblos y como ciudadanos. Apoyar a quienes luchan en circunstancias difíciles, hoy está al alcance de la mano.
En otras épocas, para saber qué estaba pasando en el país había que esperar semanas. Las noticias no llegaban de inmediato. Luego se pudo empezar a saber algunas cosas por telégrafo, pero esas noticias prácticamente no se diferenciaban de un tweet. Por lo corto del mensaje, no se podía tener el contexto de lo que pasaba. Hoy tenemos mucha gente trabajando con la información y construyendo, con ese esfuerzo, un mundo mejor.
Los 279 participantes que se inscribieron en el encuentro y estuvieron presentes en el Salón Tesorería, confirman que este espacio es ya un recinto de libertad para la palabra y la comunicación, para salvaguardar el derecho del pueblo a la verdad y a la información, para obligar a la autoridad a rendir cuentas, dar la cara y enfrentar a los gobernados que exigen saber por qué se toman las decisiones.
Es una transformación, una revolución democrática, una revolución de la comunicación y de la política que ha empoderado a los ciudadanos a través de otros ciudadanos que, como los periodistas independientes, emprenden la tarea de informar.
Personas de casi todas las regiones de México, hombres y mujeres, indígenas, obreros, amas de casa, estudiantes, profesionistas; además de comunicadores de Estados Unidos, Guatemala, Costa Rica, Colombia, Ecuador, Argentina, Perú y España, se congregaron para reflexionar sobre esta transformación comunicacional y enfrentar retos como los que señalaba el presidente López Obrador: profesionalizar la labor informativa de los ciudadanos que hacen esta tarea; acceder a las tecnologías más apropiadas para mejorar nuestro desempeño; enfrentar las nuevas realidades de la manipulación informativa, las noticias falsas y las campañas de desinformación.
Nuevos retos
En México, este año hemos vivido una de las campañas mediáticas y digitales más grandes de que se haya tenido noticia. Ni Cambridge Analytica ni todas esas compañías que se han dedicado a manipular elecciones, habían emprendido una campaña de desinformación como la que se lanzó en los últimos meses para desprestigiar al presidente de la República.
Señala Jesús Ramírez cómo quisieron desbarrancar el proceso de transformación, justo en el momento en que se está pasando la estafeta de un gobierno a otro para darle continuidad y profundizar en la 4T el proyecto de democratización, combate a la desigualdad, búsqueda de mayor justicia y libertad.
“Afortunadamente, fracasaron”. Aquí la manipulación no tuvo efectos porque la mayoría de la población son personas que se han sumado a la revolución de las conciencias. Los ciudadanos tienen criterio propio y buscan en las redes sociales a comunicadores independientes para informarse, para contrastar lo que dice la radio, la televisión y los medios escritos: esa prensa subordinada muchas veces a intereses económicos y políticos. Ciudadanos libres que se informan en las redes no se han dejado manipular, y han permitido que este país pueda tener un camino propio, libre, digno y soberano.
Se trató en este encuentro de ver las fortalezas y debilidades de un proceso de comunicación horizontal, social y colectiva, pero también las posibilidades de construir alianzas informativas, intercambiar experiencias y formas de actuar juntos, de “ayudarnos” mutuamente como comunicadores y activistas, para que nadie se quede solo frente a las realidades que generan esas empresas que “quieren borrar el trabajo informativo con un clic”.
Hay que hacer eco y denunciar cuando esto ocurra, para no dejar a nadie solo frente a la dictadura de los algoritmos, sugiere Ramírez Cuevas sin mencionar directamente la censura implícita de la desmonetización, suspensión o cancelación de cuentas y eliminación de suscriptores que hacen las plataformas.
Se trata, por otro lado, de crear contenidos a partir de esta alianza posible entre el trabajo de todos. Compartir información permitiría “enriquecer nuestro propio trabajo informativo en nuestras zonas, en nuestras regiones, con nuestras audiencias, con la gente que nos escucha, que nos ve y nos lee”.
En resumen, se trata de intercambiar experiencias, de tener la libertad de expresar cómo pensamos, cómo queremos y en lo que creemos. Pero también de intentar coordinarnos. Desea Jesús Ramírez que de ese encuentro salga una red para que los esfuerzos de la comunicación alternativa, la democratización de la información y, sobre todo, el derecho a la libertad de expresión, sean algo permanente y fortalezcan la base de nuestra democracia.
Sin información no hay democracia, ni libertad ni conciencia. El trabajo de los comunicadores independientes es fundamental para que nuestras sociedades sean mejores, más prósperas, más armónicas y pacíficas; sobre todo más libres, dignas y respetuosas de los demás, concluyó Jesús Ramírez Cuevas.
Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com
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