Por José Luis Negrete Ávalos
En el marco conmemorativo del 214 aniversario del inicio de nuestra Independencia, un acto emblemático que se replica en la mayoría de las plazas públicas de los estados, municipios, comunidades y poblaciones que integran el territorio nacional, se busca enfatizar el valor patriótico y su relevancia histórica. Este es un momento en el que las naciones se ubican para orientarse de cara a las circunstancias en las que se encuentran, para definir en particular su destino a partir de ideales que tienen como camino el devenir del país.
Los ideales y el futuro vuelven a ser tema central que toma fuerza para discutirse, para destacarse con un enfoque de urgencia frente a la actualidad y los hechos que coincidentemente se concretan en el aniversario de esta gesta. Uno de estos hechos es la reciente promulgación, en el Diario Oficial de la Federación (DOF), de la reforma al Poder Judicial por parte del Ejecutivo Nacional, lo que subraya la necesidad inmediata de observar esos ideales en este contexto.
De este contexto puede surgir una pregunta que insistentemente abre una vez más el debate: ¿Las decisiones de la mayoría calificada en el Congreso de la Unión profundizarán en el efecto de la polarización social que frecuentemente se radicaliza en ideales?
La respuesta precisa la necesidad de referirse al hecho de la diferencia de opiniones, que con justa razón se plasma claramente en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en el artículo VI “Es inviolable la libertad de difundir opiniones, información e ideas”.
De aquí parte el derecho fundamental a disentir, pero en el efecto positivo que permita destacar constructivamente un panorama, de acuerdo a las perspectivas, donde el objetivo sea la resolución de necesidades y crecimiento progresivo de esa sociedad.
Lamentablemente, la polarización es todo lo contrario, pues la disidencia en las ideas provenientes de los grupos inmersos en la sociedad, puede afectar al conjunto; este mismo aspecto sucede en la formulación de propuestas e ideas para la construcción de leyes, en este caso con efecto hacia nuestro país.
En suma, el reto para la nueva administración federal, estará plenamente ubicado en generar coincidencias, en establecer márgenes de diálogo y respeto, en ser mediador, para dejar los señalamientos y las acciones punitivas fuera del debate en esta Nación que cumple 214 años.
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